Siempre se les ha clasificado como inclasificables, o, al menos, de difíciles de ubicar en el espectro musical contemporáneo. Ganaron el favor de la crítica cuando su primer disco, y no se dejaron llevar por la corriente. Loadas sean las ganas de arriesgar, y bienvenidas si llegan a buen puerto, como es su caso. Tras una larga temporada sin noticias suyas, los de Gernika (Bizkaia) aparecen en el reproductor más reposados, menos ásperos, comandados por unas guitarras en diálogo que, aunque en sordina, calan más hondo que el alto decibelio. Más diálogo y menos grito también lo hay entre sus voces, y más influencia folk, country y americana, reflejada en unas letras nostálgicas y en un título que, que, de tan críptico, es esclarecedor. Como siempre, hacen acopio de instrumentos, pero la economía con que utilizan los mismos y que canalizan hacia matices concretos, esos que afloran cada sentimiento, bien vale un aplauso. Gaizka, Hanot y sus huestes han acertado al acercarse a Calexico, y al conservarse en su particular película dramática, esa que tan bien saben filmar.
YMMD with that anrews! TX