A lo largo del viaje emprendido en "El Último Baile", Trueno hace una declaración de amor al hip hop. 30 minutos en homenaje a los 50 años del inicio del movimiento. Se pone la 10 de Boca Juniors y deja un cuidado trabajo en el que reivindica no solo su papel en el rap, sino el de los pueblos del sur en su conjunto y Argentina en particular. Si EE.UU. lleva expoliando a Latinoamérica durante décadas, qué menos que los latinos puedan apropiarse del hip hop, hacerlo suyo y, encima, sonar tan bien.
En la portada del disco podemos ver al niño. En el interior, al hombre. Trueno demuestra una gran versatilidad y fluye como Maradona por ritmos de trap, r&b, funk y reguetón. A través de un respetuoso homenaje a la música negra, muestra su paleta de colores y deja un sinfín de easter eggs en honor de los grandes nombres de la historia del hip hop. De Wu-Tang Clan a Mobb Deep, pasando por Lil Wayne, The Notorious B.I.G. y Nas. Además, Trueno también se acuerda de figuras latinas y no menos relevantes como Daddy Yankee, Don Omar o Tego Calderón.
El cuento de Trueno comienza con la Intro, en la que reivindica y homenajea a todos los representantes de la cultura hip hop: raperos, DJs, B-boys y grafiteros. Además, se erige como una voz autorizada para poder lanzar un mensaje de esta índole y en defensa de los valores del género. A continuación, Trueno suelta "Plo! Plo!", donde bucea por las distintas variantes del tempo demostrando qué tipo de rapero es: versátil, con un amplio conocimiento del diccionario y gran capacidad para hacer malabares con el vocabulario. Trueno también es un rapero punzante. Muy punzante. De ahí, salta a "Tranky Funky", un fresco egotrip bailable con alguna traza romántica: “Mami, somos la luz, que no se apaga solamente si estás tú”, reza. También deja una sutil referencia a T-Nutty y su tema "Whoopty Hop": “Tranqui, funky, whoopty wop, me siento ODB smoking Brooklyn Zoo”. Tras un final robot funk que te retrotrae al "Intergalactic" de Beastie Boys, el tema se fusiona con "No Cap", una canción en spanglish, idioma tan presente en la historia del hip hop chicano y que sirve para reivindicar cómo la lenta reconquista del norte por parte del pueblo latino ha llevado a desdibujar ambos idiomas. También se atreve a lanzar un grito de unión a los Crips y a los Bloods, que sería algo así como mandar un mensaje de hermandad a las hinchadas de Boca Juniors y River Plate. Asimismo, deja una referencia a una película de culto y a un personaje de culto en la historia: "8 Millas" y Eminem. No será la única en el disco.
En "The Roof is on Fire", Trueno hace un viaje por La Boca, su barrio, y la importancia del rap bonaerense y argentino en el panorama mundial: “Música real de calidad, gangsta party mamichula, no suena cumbia cheta por acá”. Acto seguido, en "Pull Up", Trueno se va al reggae y escuchamos la voz de Sean Paul, icónico representante del dancehall jamaicano y autor de temas como "Get Busy" o "Temperature". Cabe destacar que en este tema, Trueno se acuerda del Ratatata de Wisin y Yandel. Al final de la canción, el bonaerense se convierte en un rapero de la calle, que improvisa por unas monedas en un vagón del subte y lanza Como Antes, un homenaje a la importancia del reguetón en la historia del hip hop: “Todos los wachos dando el cante, soy calle pero elegante”, como Tego Calderón.
En "Real Gangsta Love", juega con sentimientos de amor a través de un sonido dosmilero y vibes de Nelly. También llega la segunda referencia a "8 Millas": “Se quedó callado como Papa Doc”, acordándose del rival que perdió con B-Rabbit en una icónica batalla de rimas. No olvidemos que Trueno viene de las batallas de gallo y se ha erigido como una de las mayores leyendas de esta disciplina lirical. El mismo modo romanticón continúa en "Night", una balada trapera bajo la atmósfera nocturna de un saxofón sonando a medianoche. A continuación, con "Ohh Baby", comienza el momento más bailable del álbum. A través del electro pop, Trueno consigue dar, en el preciso momento, lo que necesitaba el disco. Las ganas de bailar crecen en Cuando suena el bajo, llegando al punto álgido del trabajo. La Nota indica el final del party y Rain III sirve para ponerle un broche perfecto al delicado trabajo y donde el artista se despoja de la etiqueta de Trueno, dejando salir la esencia de Mateo. Ese mismo Mateo que vemos en la portada: “Te juro que soy un buen pibe”, dice.
"El Último Baile" es un canto a la pureza del hip hop, frente a la mercadotecnia y el capital. A lo largo de los versos, Trueno deja un mensaje reivindicativo, contra el poder y la autoridad. En pos de la simpleza y el saber pasarlo bien. Dejando atrás los problemas legales alrededor de los derechos de su música, Trueno se retrotrae al lugar donde se encuentra la esencia. A la raíz de todo esto: “Tengo al barrio haciendo party, ya no importa si no hay money”.
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