El gran salto. El tercer disco de Mishima cumple por fin las promesas y expectativas generadas en su debut “Lipstick Traces” (2000) y quizás algo decepcionadas por su segundo trabajo, “The Fall Of The Public Man” (2003). La primera novedad es que el catalán, que ya se había asomado en sus anteriores aventuras, se convierte en protagonista de once de las doce canciones de “Trucar a casa...”. Ya no hay rastros de impostura ni excesos que antes empujaban las sensaciones sobre el oyente. Cuando aparece el inglés en la directa “Every Second” suena fresco y puntual. Se impone la naturalidad y las emociones parecen bajo control pero, precisamente por eso, resultan mucho más intensas y cercanas. Es difícil no derretirse ante la confesión enamorada de “Un altre divendres” con coros de Helena Miquel (Élena). La increíble “L´estrany” pasa de las tinieblas a la luz a medida que reconoces al extraño y enlaza con la épica inteligente de “El moment que no surt mai a les cançons”. Un álbum cotidiano de dudas y deseos, doce retratos del día a día, Mishima han sacado el disco que se intuía que podían hacer y parece que es sólo el principio.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.