Tutupá

DiscosTronco

Tutupá


7 / 10
Fran González — 15-12-2023
Empresa — Autoeditado
Género — Pop

¡Puede parecer que la inocencia descuidada y la acidez descorazonadora de las letras de Tronco subraye un nihilismo desinteresado y generacional que haga que sus responsables parezcan a nuestros ojos estar de vuelta de todo, pero lejos de ello los hermanos Herrero Delfa demuestran tener el deseo de que su cuarto álbum como dupla artística suponga en muchos sentidos un paso adelante en su trayectoria, y así lo han logrado reflejar en las catorce páginas que componen este diario pubescente y naíf llamado “Tutupá” (23). Un salto formal y mortal al siempre turbulento y aguerrido territorio de la auto-edición con el que no solo logran caer de pie, sino también insuflarle esperanza a la citada escena de la mano de ese surrealismo de estar por casa tan encantador y propio de su discurso.

Ornamentado con los elementos propios de una producción del todo casera (contando una vez más con la mano de Eloy Bernal en dicha labor), Conxita y Fermí despliegan las francas misivas de su nuevo larga duración (que completa a modo de trilogía el gusto del dúo por las onomatopeyas musicales, tal y como lo reflejaron en los anteriores “Tralará” y “Nainonai”) y nos embaucan con una melancolía terrenal que parece naturalmente extraída de las viñetas creadas por la propia artista pratense. Su don para contar historias es, precisamente, uno de los agravantes principales para que sus relatos (más o menos encriptados, pero que nunca dan puntada sin hilo) nos trasladen con magia y acierto a paisajes costumbristas y decadentes a golpe de melódica, vaso de tubo y karaoke. Sin abandonar esa línea continuista que les permite revalidar su título como trovadores de lo común, la banda tiene a bien concederse el particular lujo de experimentar y ahondar en su vena más kitsch trayéndonos a escena una recopilación muy sui generis de su personal concepción sobre algunos subgéneros de la música latina, manteniéndose fieles a su fórmula pop (una que apuesta por la brevedad, la sencillez y las canciones libres de turra). Así pues les vemos invocando ritmos de cumbia en “Burbujas de Amor” (con Muyaio al timple), rancheras de despedida en “La Plañidera” (tirando de acordeón) y merengues juguetones en “Bichillo”, sin perder pie y sonando tan divertidos, irónicos y crudos como siempre.

Porque es sin duda esa manera suya de ver la vida, tan próxima y a la vez tan especial, lo que nos hace quedar convencidos tras la pertinente escucha de este disco, saciados por la acertada puntería de sus artífices a la hora de crear rimas fantásticas (“No sé por dónde andas y no importa, dijiste que te fuiste de Mallorca / Y como no dijiste a dónde ibas, a mí se me ha empezado a ir la olla”, cantan en “Lo Que Pasó Cuando Te Fuiste”), retratar lacras de nuestra sociedad (“Y no estás acostumbrado a que una chica como yo te diga que no”, azotan con tino junto a la prometedora Candela Escobar en “Hijoputero”) o reconvertir sonidos del paisaje más inmediato, como la melodía de una zampoña, en un tórrido silbido western (“El Afilador”).

Como rastro y testigo de su paso por las inclemencias propias del día y la rutina, Tronco desatan su ternura crunchy con un disco en el dejan ver sus costuras con holgada humildad (“A ver si lo consigo…”, musita Conxita al comienzo de “Hola, Cómo Estás”, donde se estrena tocando la guitarra) y sus referentes con respetuosa dignidad (con un “Epílogo” que cierra el elepé a la Simon & Garfunkel). Un DIY puro que ensalza la veracidad de su mensaje sincero, cachondo y descreído del que la banda lleva años haciendo gala y con el cual terminarán haciéndose un firme hueco en el imaginario de nuestro mejor pop independiente.

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