Triptides representan esa parte de la neo-psicodélia más vintage donde reinan ahora grupos como Temples o Levitation Room. “Alter Echoes” es una continuación de su anterior trabajo ”Visitors”, donde repasan con buen gusto los clichés del dicho género: secuencias hipnóticas con pocos acordes, el clásico efecto fuzz en los solos de guitarra, armonías corales… Dicho así, cuantísimos grupos podríamos englobar con estos recursos, ¿verdad? No obstante, el refinamiento sonoro es progresivo en la carrera de este grupo y se puede percibir a medida que escuchamos cronológicamente sus discos. Puede que eso sea lo que les ha hecho ganarse un hueco en esta ola revival de grupos nostálgicos.
Esta nostalgia la retratan desde el inicio del álbum con “Another dream”, evocando a los Génesis de la era de Peter Gabriel a los que sumariamos también el espíritu de Strawberry Alarm Clock. Y no es que se hayan vuelto precisamente progresivos, pero con su hacer consiguen capturar la esencia de aquellas estéticas a caballo entre los años 60 y 70.
Lo que si que encontramos como novedad es una mayor insistencia en el piano eléctrico, con “Elemental Chemistry” o “Having a laugh” como ejemplo paradigmático en el disco. Es difícil no pensar en Supertramp o el “I’ve got a feeling” de los Beatles escuchando los primeros segundos de esta última pista. El recorrido sigue con “Shining”, con la que siguen acordándose del lado oscuro de la luna de los Pink Floyd en una de las piezas más evocadoras de todo el álbum.
Otra excepción es “She doesn’t want to know”, en la que se acercan a la bossa-nova sin dejar atrás las guitarras de 12 cuerdas estilo Byrds, que siguen sonando a lo largo del disco como en anteriores trabajos.
Como resultado, es muy difícil evitar las referencias pasadas cuando escuchamos a Triptides. No estaríamos muy alejados pensando que esta es precisamente una de las voluntades de la banda. En consecuencia, los más allegados a los viajes psicóticos de esta música pueden sentirse más que satisfechos con el resultado de “Alter Echoes”. Sin embargo, pese a su intensa y agradecida actividad discográfica, todavía no encontramos en Triptides una identidad propia que vaya más allá de la reproducción de lo que mandan los cánones de la psicodelia.
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