Tribade son un puñetazo sobre la mesa. Sombra Alor, Masiva Lulla y Bittah, acompañadas de Big Mark a los platos y Josh en los beats, demuestran que la etiqueta de rap femenino/feminista se les queda corta. Es un zas en toda la boca a aquellos que insisten en encasillar el rap hecho por mujeres en una subcategoría. Esta postura neandertal solo se puede argumentar desde el miedo: miedo a que este trío de energía pura se coloque en los primeros puestos y arrebate la hegemonía imperante en este campo de nabos que es, en general, el panorama del hip hop nacional.
"Las Desheredadas", que apela a todas aquellas que en algún momento han sentido que no encajaban en un sistema hecho por y para los hombres (es decir, todas las mujeres), habla de feminismo, evidentemente, pero también de muchos otros temas como el poliamor, la conciencia de clase o la lucha contra el capital. El single "La Purga", y su temática metafeminista, hizo que algunos pensaran que el disco podía ser demasiado autorreferencial. El resultado final demuestra que nada más lejos de la realidad. "Las Desheredadas" es un arma de denuncia social que sacude consciencias. Sus canciones tienen capas y capas de significados, donde el oyente alcanzara el primero, el segundo o el tercer nivel de dependiendo de lo que controle del tema.
Musicalmente se sirven de un rap fusión que incorpora elementos de diferentes géneros de músicas urbanas como el reggaetón, el trap, el r’n’b, el dembow, el rap más clásico o el afrotrap, a los que incorporan melodías de deje árabe que aportan personalidad y cohesión al disco. Con facilidad para la rima y el estribillo pegadizo, las de Barcelona consiguen parir un disco que combina la trascendencia de sus letras con la fiesta de su música, dinamita para cerebros y caderas a partes iguales. En definitiva, una explosión de beats punzantes y adictivos que ellas visten de todo el flow que sus cuerpos (no normativos) son capaces de irradiar.
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