En una época en la que la inmediatez es lo primordial, Sidecars regresan para recordarnos que parar a reflexionar también es importante. La banda comandada por Juancho regresa con “Trece” (Warner Music Spain, 22), un extenso álbum con once canciones y casi una hora de duración, en la que suenan más sobrios que nunca.
Porque si en algo destaca la banda es en el talento que tienen para reinventarse dentro de su estilo musical, ese que se mueve tan bien entre el indie, el pop y el rock, logrando sonar como siempre, pero a su vez con un toque nuevo. En esta ocasión, “180 grados” y “Caballos salvajes” son las grandes representantes del sonido más puro de la banda, ese que ya ha encumbrado a canciones como “Fan de ti” o “Contra las cuerdas”.
Y, para mejorarlo más aún, han abandonado la tendencia mainstream de hacer hits instantáneos, madurando de forma total las canciones. Es por eso por lo que tan solo una pista baja de los cuatro minutos de duración, dándole mucho más sentido al concepto de disco y logrando crear una experiencia mucho más amplia. Sin duda, este es el punto que más nos encandila a los amantes de los discos y, en especial, de su música, ya que nos regalan hits de entre cinco y cuatro minutos como “El pasaje del terror” o “El monstruo final”, que van a ser de los más disfrutables en directo.
Pero en este camino de reinventarse y profundizar en su música, han seguido la tónica de sus dos anteriores álbumes y han aplicado, de una forma brillante, una pausa más a todas sus canciones. De ahí que nos vemos más reflejados en sus letras y que sean capaces de llevar a un punto más elevado nuestra emoción. El disco en sí es un auténtico viaje sonoro que arranca frenéticamente para ir adentrándonos en ese oasis de tranquilidad compuesto por “Modo avión” y “Precipicios”, para volver a levantarnos los ánimos con la rockera “Ruido de la calle” y así regalarnos un final de disco vibrante que nos invita a animarnos y deshacernos de todos nuestros miedos.
Porque lo cierto es que bajo las once composiciones que conforman “Trece” se esconden crudas realidades. Porque lo que han hecho ha sido agarrar a todos esos monstruos que les han atormentado durante los últimos tiempos (a ellos y al resto del mundo) y les han hecho frente a partir de sus nuevas letras. Desde los problemas derivados por culpa de la pandemia hasta la mítica nevada que asoló Madrid, “Filomena”. Unos conceptos que podían dar la sensación de que es un álbum oscuro pero que justo es todo lo contrario, ya que intenta hacer de paraguas para mostrar que muchas emociones que hemos sufrido durante estos últimos tiempos han sido compartidas y que ahora ya todo solo puede ir a mejor.
Así que este álbum nos sirve para dos cosas. Primero para comprobar que no siempre el “Trece” da mala suerte. Y segundo, para tener la certeza de que mientrasSidecars sigan regalándonos su música, los más románticos de la música podremos seguir sintiéndonos comprendidos y tener la seguridad de que con ellos el concepto de disco no va a desaparecer.
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