Dream Theather fueron corenados por heavies y sinfónicos por igual como reyes del metal progresivo; lograron derribar barreras entre ambos estilos; sonaron siempre originales y a menudo innovadores... pero, tras tocar el cielo, llegaron a un punto complicado de su carrera con Train of Thought. Seguir evolucionando sin repetirse no sólo era cada vez más difícil, sino que podía echar a perder el equilibrio en su particular balanza pesado-progresiva.
En "Six Degrees..." solventaron la papeleta perfectamente (doble álbum: un CD más duro y otro con una pieza más sinfónica que superaba los cuarenta minutos). Ahora, en cambio -con "Train Of Thought"- la citada balanza se decanta claramente hacia el lado metálico. Se sigue acreditando, por supuesto, la clase de Portnoy, Petrucci y compañía como instrumentistas, así como su capacidad para crear un sonido interesante y espontáneo, pero los problemas emergen por dos flancos. Uno: los fans más progresivos echarán de menos sus característicos pasajes más épicos y melódicos. Dos: algunos de los momentos más heavies no sólo no son particularmente inspirados, sino que se limitan a calcar a Metallica. No es que sea un mal disco, ni mucho menos, pero difícilmente colmará las enormes expectativas que siempre suscita este grupo. Entramos en estado de alerta: el barco no se hunde, pero empieza a abrirse una vía de agua que deberá ser reparada lo antes posible.
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