TOY se confirman, con su tercer álbum de estudio en solo cuatro años, como una de las bandas más poderosamente atractivas de la actual escena psicodélica. Lo logran con un disco de variados encantos que incluye amplios desarrollos, cambios de ritmo y pasajes hipnóticos, pero también al apostar por una relativa accesibilidad que, en cualquier caso, no sacrifica un ápice de honestidad ni realismo.
Los británicos picotean compulsivamente en géneros paralelos con los que enriquecer sus canciones, y abarcan unas referencias que van desde los sonidos gruesos de los setenta hasta los noventa de ambos lados del Atlántico, adoptando así trazos de shoegaze, noise, pop o krautrock. Y es que TOY beben sin pudor de 13th Floor Elevators o The Seeds, pero también echan mano con igual descaro al catálogo de Sonic Youth, Ride, Can o The Velvet Underground.
Es la fórmula infalible de una banda con pleno de aciertos en su discografía, y que con la presente entrega vuelve a puntuar muy por encima de la media. Composiciones como la propia “Clear Shot” que abre la referencia, “Fast Silver”, “I'm Still Believing”, “Jungle Games”, “We Will Disperse” o la extensa “Cinema” echando el cierre se suceden esplendorosas y confirman el triunfo a su paso.
“Clear Shot” es el disco más melódico e incluso pulcro del quinteto hasta la fecha, desarrollado con paciencia, ambición y gusto por las capas, pero evitando saturaciones o excesos innecesarios. Una referencia jugosa, plena en canciones tan luminosas y lisérgicas como sugestivas y cuidadas, en un equilibrio traducido en puro placer.
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