Lo primero que llama la atención -tras la escucha de este "Ξ", es que estamos ante el The Toxic Avenger -más espiritual, místico e intimista- jamás imaginado. Así es. Y es que parece que este profundo viraje estilístico, y hasta vital, nos muestra al verdadero Simon Delacroix que ya hace tiempo dejó atrás la careta de goma, de superhéroe electrorro bad-boy a la francesa, para dar paso a otras cosas menos fluoradas, juveniles y sudorosas. Anda instalado, ahora, en una suerte de electro-techno ralentizado -¿cuántos bpm’s menos?- en el que hay un lugar destacado para la melancolía y la introspección pop, lo taciturno del deep, los sintetizadores épicos y hasta el góspel.
De este álbum, pergeñado entre Los Ángeles y su París natal, destacamos “Over Me” -su primer single con un delicioso y nostálgico vocal soulero-, la sofisticada y houssie “Close” y las más que dignas “Mob” y “Kids”. Y es que, quizá, estos pasajes son los que mejor definen el nuevo y sorprendente imaginario sonoro de un valiente The Toxic Avenger, en constante mutación musical.
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