Pensad en una espina dorsal, con sus vértebras, su bulbo raquídeo, su sustancia gris… Así de golpe, es fea, desagradable, y sin embargo imprescindible como principal vía de comunicación de nuestros actos y sensaciones... Todo chispazo de emoción o sentimiento recorre ese espinazo de la cabeza a los pies antes de ponernos la piel de gallina. Bien, Dirty Three sería la espina dorsal de todo aquel que presuma de sensibilidad musical. Siete años han pasado desde la publicación de su anterior álbum, “Cinder”, y nadie lo diría, pues cada parte de esta columna ha continuado en activo, de algún modo preparando lo que en 2011 iban a llevar al estudio para grabar estos nueve nuevos temas: Jim White siguió tocando la batería con Chan Marshall o Will Oldham. Mick Turner se lanzó a sus aventuras musicales y pictóricas –de él es la portada - en solitario; y Warren Ellis alternó los proyectos de Bad Seeds y Grinderman con la creación de bandas sonoras para películas. Todo ello, sobre todo esto último, se ha colado en esta conjunción de violines, guitarras, pianos, órganos y percusiones con tanta armonía, nervio, viveza, brío y carácter como cabe en los cerebros de este trío de genios musicales. Si no te da un solo escalofrío al escucharlo de principio a fin, visita a tu neurólogo.
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