Ya sea escuchando la entropía a mares de la que salía un piano medio roto en “Remué” (Lithium/Green Ufos, 99), como las descargas de guitarras sin concesiones de “Auguri” (Labels/Green Ufos, 01), Dominique A se revela un genio con unos brazos enormes que sería capaz de alcanzar lo que se propusiera. Lo ha hecho: en “Tout Sera Comme Avant” el chansonnier de Nantes se debate entre el romanticismo pasado de rosca de “La Mémoire Neuve” y una vanguardia menos cruda que en anteriores trabajos, con respiros y soluciones jazzísticas. Como un monstruo de mil pies, Dominique A avista con la misma nitidez su tradición en canciones de vocación más clásica como “Mira”, pero también es un visionario que hace avanzar el género, como en “Revenir Au Monde”. Y es que este pelado encarna lo mejor de esa elástica etiqueta que es –o fue- la nouvelle chanson, de Bertrand Betsch a Katerine. Y con este álbum vuelve a apelar a los pelos de punta, como cuando se pone de puntillas para cantar en los conciertos, como cuando interpretó “Monochrome” en aquel “Black Session” (99) de Yann Tiersen –el de la portada con dibujos de François Breut-. Era enorme hace diez años y sigue creciendo. Un fenómeno extraño.
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