El anunciado salto internacional de Toundra podría haber derivado en grandes medios y productores e ingenieros de renombre, pero la banda madrileña ha preferido mantener los pies en la tierra y pisar terreno conocido. “IV”, el disco que ahora publica el gigante alemán del metal Century Media, fue grabado con Santi García y con Carlos Santos. Vamos, que la banda madrileña -en la que, tras la marcha de Víctor García-Tapia, se estrena como guitarrista David López, procedente de Adrift- ha seguido jugando en casa.
Valga este preámbulo para subrayar que en este álbum no hay pirueta alguna ni cambio de tercio, aunque sí una mayor presencia de atmósferas y una épica que no necesita de grandes fuegos de artificio para alcanzar la intensidad, lo que hace que el equilibrio sea de nuevo un elemento fundamental en su música. En ese contexto, no ha de extrañar tampoco que el mito japonés del kitsune haya sido clave a la hora de estructurar este álbum: el zorro convertido en protector de aldeas y bosques se revela como metáfora de la armonía en la naturaleza, amenazada únicamente por el hombre. Cada instrumento busca su espacio, como ocurre en la inicial “Strelka” -hasta desembocar en un brutal último tramo-, en el ‘tour de force’ de “Qarqom” o en la más sinfónica “Viesca”, dentro de un conjunto en el que el relato tiene esta vez más vocación narrativa que cinematográfica.
“IV” no supone un avance equiparable al que se registró hace un par de años en “III”, pero al fin y al cabo ese paso ya estaba dado, y lo que ahora hace este trabajo es profundizar en el argumento que mejor maneja Toundra: su capacidad para conjugar armonía, tensión y fuerza.
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