En “Völand”, uno de los nuevos temas del segundo largo de Toundra, lo anuncian: los madrileños no se van a quedar a secas en las buenas sensaciones que dejó su disco de debut. Son apenas dos minutos y casi ambientales, pero las texturas e instrumentación hacen presagiar que hay futuro, y mucho, en las acometidas presentes y futuras de la banda. Grabado con Carlos Santos y Santi García, el sonido de “(II)” hace más y más justicia a las ideas de unos Toundra que parecen tener claro el universo que manejan y que no quieren ser uno de los millones de grupos que indistintamente glorifican o inundan el panorama post o instrumental. Ellos quieren ser de todas de los primeros. La buena sujeción de “Magreb”, la furia que acaba desatando “Danubio/Danube”, lo empastado y concreto de las composiciones y las referencias naturalistas y épicas de las que beben juegan a su favor. Y lo bueno es que la épica sin más no le gana la partida a unos temas y concepto que tienen en la imaginación y la claridad a sus más firmes aliados para hacer de Toundra una referencia de primera línea, si es que no lo son ya.
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