Tras más de una década habiendo emprendido la marcha por cuenta propia y bajo el sobrenombre de Tórtel, el artista valenciano Jorge Pérez retoma ahora las cosas justo donde las dejó en un ya lejano 2018. “Calavera Suave” (Intromúsica, 22) es un reflejo fiel del momento actual, tal y como bien ha querido demostrar su propio artífice en los diez cortes (y tres interludios, titulados en un alarde de amor a su tierra, “Malvarrosa”) que lo componen. Por un lado, parece que el tiempo y las circunstancias vividas durante este intenso hiato han despertado en Tórtel una suerte de necesidad de compadrería que le ha empujado a congregar en los créditos de su LP una abultada cantidad de nombres que hacen de éste, su trabajo más colectivo hasta la fecha. Mientras que, por otro lado, sentimos también por la temática y la sensibilidad de sus pistas, una pátina que constantemente evoca a una renovada concepción de nostalgia, alejada de introspecciones tóxicas y más próxima a la esperanza sobre lo que está por llegar.
Lejos de sentirse esclavo del ayer, Pérez mira con optimismo al mañana (como solo alguien que escribe “Believer” podría hacer), imaginándose éste todavía aún mejor de lo que luce; a pesar, eso sí, de que el propio lanzamiento de este quinto álbum se haya visto torpedeado en varias ocasiones durante el último par de años. Es ahí donde entra en juego la camaradería invitada, clave indispensable en este proyecto para lograr una frescura y una pertinencia capaces de todo. Por su parte, Tórtel hace un uso impecable de sus dotes como descubridor de talento, trayéndonos a escena nombres como el de Raúl Martí, aka Queidem, Luna Valle –con quien ya colaboraría conjuntamente para “La Mejor Canción Jamás”- o Clara Viñals, entre otros.
Una nota de color y compás dentro de esta oda al mañana, donde obviamente debían de tener hueco algunas de las voces que embellecerán nuestro futuro, y que, por ahora, se encargan de invitar a Tórtel a salir de su zona de confort, ya sea bien apostando por paisajes atmosféricos y sintéticos (“Pirámides”), dibujando líneas apasionadas que sugieren un espacio y un tiempo íntimos (“Algunos De Nosotros”), o invitándonos al contoneo más acalorado a golpe de ritmos urbanos (“Algo Sano”). Las líneas generacionales se desdibujan del todo y la voz extremadamente calmada de Jorge hace el resto. Es a partir de esas cadencias tonales, particularmente sentidas, delicadas y sosegadas, donde el disco logra que nos quedemos verdaderamente a solas con su ejecutor, evadidos del resto de distracciones y totalmente abstraídos por sus relatos costumbristas y tiernos (“Lo Hago Todo Sin Mirar”, “Nutrias”). Y no, no podemos pasar por alto que un gran porcentaje de culpa de que este viejo resplandeciente apabulle con su vigencia y su buen sonido se deban particularmente a la brillante producción que firma Jesús Maciá Romero, aka fffflashback, capaz de crear bases hipnóticas y del todo eclécticas que tan pronto nos seducen con cumbias y congas endiabladas (“Dejaste de Escribir”) como nos remiten a un exquisito bedroom pop lo-fi (“Calavera Suave”). Definitivamente, si el mañana suena así, queremos que éste llegue ya.
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