Cuando uno se enfrenta con un disco de Manta Ray a menudo puede tener la impresión de encontrarse ante la banda sonora de una de las instalaciones artísticas de Joseph Beuys (Krefeld, 1921–Dusseldorf, 1986), esos lugares fríos, implacables y sórdidos donde la piedad no existe. “Torres de electricidad”, la sexta entrega de su discografía angustiante, se adentra un poco más en la senda que abrieron con “Estratexa” (Acuarela, 2003) sin hacer demasiadas nuevas probaturas sónicas. Nos encontramos con un disco solvente y muy efectivo –como ya nos tienen acostumbrados– con trallazos tan potentes como “Por qué evadirse a otros mundos aun más pequeños” o “No tropieces” que se combinan con momentos más reposados –pero no por ello menos tensos– como son “Añada para Celia” o la inicial “Don´t Push Me”. Muchos agradecerán la apuesta definitiva por el castellano en la mayoría de canciones y la potencia apabullante que la voz de José Luis García transmite en sablazos como “Mi Dios mentira”. La canción final, que titula acertadamente el álbum, nos promete, relajada y repetitivamente, futuras tormentas sonoras que nos van a hacer zozobrar un poco más.
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