Las sensaciones que me provoca el primer álbum de este quinteto inglés son bastante contradictorias. Por una parte existe una sorprendente profesionalidad en la definición de su propuesta, con canciones bien construidas, algunas buenas melodías, todo bien arreglado y con un sonido limpio y cuidado.
Pero, por otro lado, sus canciones no consiguen transgredir más allá de lo que en un principio parecen, y las composiciones al final alcanzan una función meramente alimenticia, ante la sensación de haber oído ya múltiples veces todo lo que conforma el espectro musical del grupo. Un disco que no ofrece aristas, pero extrañamente lento, que seguramente conseguirá un éxito comercial considerable (espero no equivocarme, pero desde ese enfoque su calidad es incuestionable). Las referencias de Codplay (“Is This The Best It Gets”), Travis (“Look You In The Eye”), Oasis (“Wake Up Call”) e incluso los Smashing Pumpkins más calmados (“Life Gets In The Way”) ofrecen un producto fácilmente consumible, pero no por ello desdeñable y que, con la personalidad que dan los años y la experiencia, puede llegar a ofrecer buenos momentos.
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