Sigue en pie, y con paso firme, esta joven cantautora. Después de su álbum de debut en 2006, “The Pirate´s Gospel”, en el que ya cautivó a los aficionados del weird folk y la americana, la chica de Nevada City –cuna de otra joven folky, Joanna Newsom– continúa jugando con banjos, pedal steel, mandolinas y acústicas para alzar la mejor de sus bazas, su penetrante voz, como una de las mejores apuestas entre las féminas americanas del momento.
“To Be Still” es un álbum trabajado, arpegiado, recubierto de arreglos de cuerda que recrean atmósferas impresionistas cuando imitan a los elementos naturales que aparecen en sus letras, ahora un río, ahora las colinas de California, luego el océano o una puesta de sol. Esa ensoñación hippie, combinada con la destreza folclórica que emana de las fuentes de Karen Dalton o Jean Ritchie, lo coloca en una senda arcaica, silvestre, nebulosa. Pero la voz de Alela limpia el camino, lo despeja, y ella sigue en pie, con paso firme, por el territorio que otras –la misma Newsom o Cat Power– no se han atrevido a recorrer. El territorio de la música folk tradicional.
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