Hay que concedérselo, es terco como una mula. Me refiero a Michael Gira. Lo digo en un sentido positivo, no en el de obcecado o empecinado: el hombre es terco para bien, del modo en que lo son aquellos que se saben poseedores de una verdad inefable que los demás ignoramos, que les ha sido dada por influjo divino o han encontrado por sus propios méritos, y emprenden una cruzada por hacernos partícipes de ella aunque sea a cogotazos. Gira es como uno de esos maestros a la antigua, con los que aprendías las lecciones porque si no te caía un capón. Quiérase que el hombre halló en su momento una fórmula magistral, la del sonido Swans, una música que es como un trapo empapado de aguarrás colocado bajo las narices para que se te pase el coma etílico, se le perdona cualquier caponazo o desplante porque se le admiten como prerrogativa del creador auténtico y original. Y de esos hay pocos.
“To Be Kind”, un título que admite lectura irónica sabiendo cómo es él, representa la enésima confirmación de que Swans, más que un grupo o una extensión de Michael Gira, es un concepto, una idea abstracta y en sí misma perfecta, que podrá derivar hacia uno u otro lugar en función de quién forme parte de él en un momento dado y del humor con que se haya levantado ese día su factótum, pero cuyas constantes básicas son inalienables: al igual que sus dos discos precedentes, se trata de una sólida, esplendorosa muralla de sonido cuyos calculados resquicios de calma (léase: arreglos de cuerda) están ahí para dejar pasar un poco de aire y sol, sin disminuir, antes bien amplificar, la sensación de asfixia y cautiverio.
Es posible que la producción reciente de Swans no iguale la tóxica corrosión de sus discos de los ochenta, martillos oxidados que te aplastaban el cráneo y además te contagiaban el tifus, pero eso no obsta para que este disco sea una magnífica barbaridad y que bajo su capa de sofisticación se oculte una navaja presta a descubrir la belleza de tus intestinos. Otro duro capón para que espabilemos.
Aguarrás? Jesús! Es el amoníaco lo que te hace despertar del coma etílico. Oler aguarrás es casi tan adictivo como oler gasolina!
Confirmado. Tras varias escuchas de To Be Kind, me reafirmo en mi teoría de que, en estos momentos, en el mundo del rock, tan lleno de naderías y repeticiones innecesarias existen Swans por una parte y, por otra parte, todo lo demás. Disco del año, sin ninguna duda.