No deja de sorprender que una de las bandas
más brutales sobre la faz de la tierra esté formada por cuatro
cuarentones. Y es que provoca escalofríos pensar que hace ya casi tres
décadas que Napalm Death atomizaron la esencia del punk cruzándola con
el death metal y deformándola hasta extremos de salvajismo sonoro
inauditos. Pero ahí siguen, entregando una tras otra
auténticas piezas maestras de metal extremo. “Time Waits For No Slave”
sigue la senda retomada por los de Birmingham en el excelente “Enemy Of
The Music Business”; un camino sin riesgos pero sin apenas reproches
más allá de la ausencia de sorpresas. Un problema menor cuando el
engranaje de la banda sigue funcionando al milímetro. En su último
disco, los autores del mítico “Scum” vuelven a conjugar como nadie los
verbos hardcore, punk, grind, death y thrash (los riffs de “Diktat” o
“Work To Rule” son auténticos cañonazos). Su propuesta suena,
efectivamente, como el napalm arrasando la jungla; doce temas-proyectil
plagados de endiablados cambios de ritmo, guitarras que se abren paso
como motosierras y el gutural registro de Barney, salpicado de ligeros
experimentos melódicos, liderando el batallón. Todo ello alimentado por
unas explícitas letras que los reafirman como despiadada máquina de
matar fascistas, ignorantes, mandamases sin escrúpulos y demás
parásitos de nuestra enferma sociedad. Clásicos y necesarios.
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