La presión puede ser jodida, y “Time & Space” es prueba de ello. Turnstile llevan años siendo uno de los grandes hypes del hardcore estadounidense, y se les tildó de renovadores y salvadores de un género cuando, realmente, lo que mejor hacían era unir diferentes estilos dentro del mismo sin sonar a pastiche, que ya es bastante. Este segundo disco se anunció prácticamente como el trabajo en el que alumbrarían el futuro del hardcore, y… nope. Turnstile siguen mirando hacia atrás. Y por suerte: es precisamente en los momentos en que intentan hacer su “The Shape of Punk to Come” particular cuando descarrilan. Aportaciones como la de Diplo e interludios como “Disco” son pura anécdota, con más valor en los créditos que en lo que suena, y las influencias que más asoman en el disco son las que miran hacia el rock noventero, el grunge o incluso Queens Of The Stone Age. Un lado alt-rock que ya había asomado antes y termina de explotar en “Time & Space”.
Pero eso sí, siguen siendo Turnstile, y eso significa que siguen teniendo groove. Mucho groove. El balance de agresividad y melodía está en su punto justo y cada vez que se meten al NYHC es gloria. Eso y que Brendan Yates está mejor que nunca como cantante, dinámico y personal, ayudado también por una producción muy pulida y con cierto punto añejo a cargo de Will Yip. El tratamiento de las segundas voces probablemente sea el factor determinante que aleje a los que buscan el sello “100% HxC” en este disco, y lo cierto es que funcionan a ratos: realzan temas como “Generator” pero también rompen la atmósfera en otros como “Big Smile” -que si no sería un trallazo absoluto- o “(Lost Another) Piece Of My World”. Ese es el principal problema de “Time & Space”: deja la sensación de que podrían haber desarrollado este mismo material en una dirección diferente y podrían haber parido El Disco de Turnstile.
Aún con todo no es un mal disco, para nada, y contiene temas como “Real Thing”, "Can't Get Away", “I Don’t Wanna Be Blind” (puro Bad Brains) o “High Pressure” que van directos a lo mejor de su discografía. Todos y cada uno de ellos, incluso los fallidos en su acabado final, están por encima de la media y tienen ideas interesantes. Pero no es un disco redondo ni el disco definitivo de Turnstile. Puede que, cuando el foco mediático encuentre la siguiente next big thing a la que prestar atención, encuentren el equilibrio que necesitan dentro del universo musical que son capaces de manejar.
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