Las buenas compañías siempre son bienvenidas si se trata de despuntar, pero llega un momento en el que solo deberían ser accesorias. O más bien, un simple eje de coordenadas con el que situar a un/a artista que aún no se ha ganado el favor de los medios ni el fervor del gran público. Me explico: la británica – afincada en París hace años – Kate Stables fue una de las voces femeninas que sazonaban "I Am Easy To Find" (2019), lo último de The National. De hecho, su concurso fue esencial para que el tema titular, junto a Matt Berninger, arañase una de sus cotas más seductoras. El último disco de su proyecto This is the Kit lo produjo John Parish. El anterior, Aaron Dessner, de The National. Su nombre ha sonado insistentemente en boca de Guy Garvey (Elbow) en las ondas de radio. Pero toda esta ensalada de nombres de relumbrón apenas debería servir como introducción a una compositora que, aunque prácticamente desconocida en nuestro país, cuenta ya con una ingente discografía que merece foco propio, que delinea un discurso con entidad y (mucha) personalidad, afortunadamente diferenciado de casi todo lo que se hace hoy en día.
En este quinto álbum, producido por otro profesional de garantía como es Josh Kaufman (Bonny Light Horseman, Muzz), demuestra que sabe moldear una arcilla repetidamente manoseada que, en sus canciones, adquiere una textura intransferible: las enseñanzas del folk británico, desde los años sesenta hasta el presente siglo (ecos de Sandy Denny, Robert Wyatt o Beth Orton), llevadas al momento presente en una actualización que tiene sus mejores activos en su deliciosa voz y, sobre todo, en unos arreglos de precisión quirúrgica. De alguna manera recuerda a los primeros trabajos de Bibio. Escuchen “No Such Thing”, por ejemplo, con sus vientos y sus dinámicos trenzados de guitarra, que suena a un cruce entre Broadcast y Vampire Weekend, si es que algo así es posible. O “Coming To Get You Nowhere”, con su grácil melodía alentada por un hipnótico riff de trompeta. Otras veces es el banjo quien lleva el hilo conductor, como en el tema titular o en “This is What You Did”, pero siempre prevalece el aroma a destilado orgánico, fluido, rebosante de una extrema sensibilidad y con el mismo sabio aprovechamiento de recursos que el último Jose González en sus aventuras más recientes, por trazar un paralelismo sin salir de ese pedigrí folk con vistas al futuro. Un nombre a seguir muy de cerca.
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