A menudo los críticos musicales confundimos nuestra labor y acabamos convirtiéndonos en unos saca-pegas del carajo. Ponemos los compactos en el reproductor, con los cuchillos de nuestra mala baba bien afilados y plenamente dispuestos a extraer todas las carencias del álbum en cuestión, sin tener en cuenta ningún atenuante en su defensa.
Si adoptara esta actitud con el nuevo trabajo de Dave Grohl habría mucho en donde hincar el diente. Y lo habría porque al escucharlo te encuentras que aunque cuenta con buenas canciones, («Stacked Actors», «Generator», «Aurora» o «Ain’t It The Life») acaba por vencerte la sensación de que se han esforzado tanto en lograr un nivel muy alto en el correcto facturado del producto, que se han olvidado por completo de la vital importancia del nivel compositivo de las canciones, que en algunos casos, («Next Year», «M.I.A.») no está a la altura y en otras («Breakout», «Learn To Fly», «Headwires», «Life In Skin») no pasa de lo evidente. Si a eso le añades un exceso de temas pausados de nimia melodía te encuentras un disco muy por debajo de su anterior entrega.
Naturalmente si bajo el nivel de mala baba a la hora de analizar su nueva obra y consigo aislar al grupo de una importancia (cuatro millones de discos vendidos de sus dos anteriores trabajos no es ninguna tontería) en gran medida conseguida por méritos ajenos (la muletilla «ex Nirvana» tiene mucho peso) te encuentras con un disco, en líneas generales muy correcto, fiel a su fórmula de pop guitarrero vitaminado y mineralizado, pero no mucho mejor que los de muchas otras bandas de menor peso en ventas y de similares características.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.