Tastes Like Frog

Los conciertos, al margen de su lógico carácter musical, funcionan también como un particular ecosistema que genera, durante un tiempo y espacio determinado, un vínculo entre desconocidos que sin embargo se perciben unidos por una común afinidad. Dicha implícita confraternización fue el germen de este grupo, convirtiendo la actuación hace unos años de la banda Paja en la capital guipuzkoana en “celestina creativa” entre la donostiarra Elissa Anaut y Liam Barksdale, oriundo de Seattle. Dos espectadores, dos realidades individuales transformadas desde aquel momento en miembros de una formación que acabaría configurándose manteniendo de manera proporcional esa correlación entre vascos y estadounidenses. Un cuarteto que ejemplifica a la perfección cómo los intereses sonoros compartidos son capaces de esquivar cualquier aparente distancia para engendrar un destino colectivo que, en este caso, presenta su tercera referencia bajo el nombre de “Tastes Like Frog”.

Como si de una evaluación académica se tratase, dividida en trimestres, la banda ha acudido a los estudios ARAX, propiedad de Lemy River y sentida como sede fija a la hora de desarrollar sus grabaciones, casi religiosamente durante este año para cumplimentar su paulatina, y breve, ración de canciones en formato EP. Un actual trabajo, el más conciso hasta la fecha, que consta de una trilogía de temas que, si bien no quiebran en absoluto una evidente ductilidad -que pasa por recurrir a actitudes que lindan con el punk o el garage- para acercarse al entorno del rock, sí se concentran en una escenificación más envolvente, consecuencia quizás de una limitada extensión que impide desplegar un mayor número de registros o del simbólico cometido de cumplir con ese sabor a tortuga, que enuncia su título, asociado en ocasiones a poderes psicotrópicos.

Alucinógena atmósfera que, encarnada en sonoridades de un cariz de pop eléctrico propio de la Velvet Underground, definen el tema inicial, “Distractions”, embalaje críptico para el no menos opaco texto que maliciosamente parece sugerirnos no ejercer oposición alguna a esos despistes o entretenimientos que, pese a cargar con un papel secundario, resultan esenciales en la vida. Disquisiciones de nuevo abiertas a la interpretación y a la controversia en una “(If You Had) Wings To Fly” que se interroga sobre si esa capacidad para volar funciona como herramienta escapista o esconde la determinación de lanzarnos en busca del sol. Una pieza donde el dinamismo propio de los Violent Femmes cohabita con esa genial acracia que representan The Feelies, generando una perfecta y adictiva cohesión entre el elemento melódico y la intensidad. Un interludio que se sitúa entre el principio y un final, materializado en “The Chore”, que escoge para su misión evocadora el post-punk de The Church, señal de un traslado de las guitarras a un contexto más espacial. Un alejamiento de la tierra firme propicio para fotografiar esa dicotomía que surge entre la asunción de nuestra insignificancia como seres humemos y la inevitable trascendencia individual a la que estamos encomendados.

“Tastes Like Frog”, pese a sus únicas tres canciones, contiene el suficiente empaque, proporcionado por las virtudes alojadas en cada una de ellas, como para poder recrearnos y caer en el deleite y la reafirmación de estar ante una banda que sabe manejar con absoluta solvencia terrenos musicales menos trillados de lo habitual con el fin de construir su propio espacio identitario. Un resultado realmente satisfactorio que se encumbra mucho más si decidimos añadirlo a sus dos -también- breves trabajos pretéritos, una reunión de temas que entonces sí que nos avisa de estar frente a algo con verdadera enjundia, caracterizado por un esqueleto dotado de una excelente agilidad para mutar sin perder su consistencia.