Para que engañarnos. Jamás escuché el anterior largo de estos estadounidenses y jamás lo compraré‚ por mucho que reconozca la efectividad de gran parte de las composiciones incluidas en su segundo y millonario en ventas larga duración. Porque Good Charlotte la clavan en todo momento a la hora de firmar canciones de hardcore o punk melódico que apenas tienen nada que ver realmente con todo eso y sí mucho con el pop de estribillo comercial y almibarado que se nos pega a la memoria como el chicle a unos pantalones nuevos. Por eso Good Charlotte nos recuerdan a otros celebérrimos representantes del género, desde Blink 182 a Sum 41, desde Green Day a New Found Glory, porque sus canciones son redondas y se cantan con una facilidad pasmosa (escuchen sino "Lifestyles Of The Rich & Famous" o "The Young & The Hopeless" y verán). Lástima de esas baladitas y medios tiempos para teenagers que ensucian aquí y allí ("Say Anything", "Emotionless"...), esa imagen a un paso del punk de pasarela menos creíble y esa sensación de que son Good Charlotte pero podrían ser cualquier otro grupo. De todos modos, con esas ventas -más de un millón de copias ya en Estados Unidos- y esos estribillos, qué más debe darles lo que la prensa diga de ellos.
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