Han pasado casi cinco años desde “Coexist”, tiempo suficiente para que las cosas hayan cambiado en casa de Romy Madley Croft, Oliver Sim y Jamie SMith. Primero las giras, después algunos cambios en sus vidas privadas y más tarde Jamie tomando aire con su carrera en solitario, empapándose de ritmo y de vida. De todo ello, y de nuevas influencias, es fruto el esperado tercer álbum de The xx, un disco que llevará al grupo un paso todavía más arriba. El motivo es sencillo. Sin traicionar en lo más mínimo quienes llevan siendo desde “xx” (2009), el trío británico ha sabido enriquecer su propuesta con un halo de modernidad y frescura que se intuía ya indispensable para que su música no quedase anclada en logros pretéritos.
The xx estaban obligados a dar un paso adelante y lo dan en varias de estas canciones grabadas entre Nueva York, Reikiavik, Los Angeles o Londres, y producidas por Jamie XX junto al habitual Rodaidh McDonald. En parte del minutaje (“Brave For You”, “Test Me”...) se mantienen los medios tiempos melancólicos, los bajos sinuosos y las guitarras marca de la casa, pero tanto la electrónica como las melodías más accesibles toman un protagonismo mayor y distinto en algunos cortes. Y eso es algo que se evidencia apenas abrirse “I See You”, un tercer álbum que dificilmente podía empezar mejor que con “Dangeous”, la combinación perfecta entre lo que fueron The xx y lo que son, melodía y ritmo entrelazándose con una eficacia casi sexual que levanta los ánimos con una facilidad impresionante. Súmenle a eso que, además, la luz ha entrado en casa del grupo, por lo menos en algunas de sus habitaciones (la primera mitad del disco fundamentalmente). Ahí está para demostrarlo un “Say Something Loving” que suena optimista, comercial y empieza a hacernos olvidar que Romy, Oliver y Jamie fueron no hace demasiado la familia Addams del pop británico. Y podríamos hablar también de la rítmica casi deep house de “Lips”, el crescendo épico de “A Violent Noise” y sobre todo de la ya conocida “On Hold”, sin lugar a dudas el tema más pegadizo que jamás haya firmado el trío, aunque posiblemente no el último de estas características.
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