Himnos como "Party Hard" permanecerán para la posteridad de quienes le siguieron, porque seguramente este hombre en unos años quedará en el más absoluto anonimato. Sea para disfrutar con sus canciones, sea para reírse a su costa, no es fácil enfrentarse a una propuesta tan particular como la suya. Porque este tipo de modales primitivos se ha sacado de la chistera un disco que, sin inventar nada, aporta aire fresco a la actualidad. Su música épica sabe echar mano de estribillos memorables, arropados por una producción grandilocuente que firma él mismo (destacan sobremanera los pianos y los teclados y sus soberanas orquestaciones). Ecos a Meat Loaf y a Def Leppard en unos singles francamente radio-friendly. “Long Live The Party” o “Tear It Up” lo prueban.
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