Mediapunta avanzan en la dirección correcta con el que es su segundo álbum tras “No quiero sentirme solo” (Sonido Muchacho, 22). El grupo zaragozano encabezado por Francho Pastor Algora presenta un disco de urgencia evidente y ritmo acelerado, además de cortito y al pie. O, lo que es el mismo, funcional para los tiempos que corren, en el que apuran la chispa inherente a esa esencia juvenil que se manifiesta sin tapujos y en mensajes muy poco velados, a lo largo y ancho de las ocho canciones vitaminadas que conforman la referencia.
“The Very Best Of Mediapunta” es un falso recopilatorio, claro, pero puede llegar a parecerlo en base a la pegada de los pildorazos que lo componen, con canciones pegadizas que hacen interesantes equilibrios entre indie-pop y punk mientras la baja fidelidad y la filosofía DIY aparecen en el horizonte. Una ponderación que es también virtud en temas como “Vaya circo” (Con Eric de Los Planetas dándonos su famosa receta ‘rollo indie’), “Chivota”, el medio tiempo fumeta de “D10S”, la incontestable “Letras comerciales” o “Estoy feliz”. Por su parte, “Cucú” es una canción con influencias de Pavement o los primeros Weezer, desprendiendo un aroma a los noventa que no es exclusivo de esa canción, mientras que “Momento PULP” es una vistosa colaboración con Sidonie en donde la voz de Marc Ros comparte espacio con la del propio Francho.
“The Very Best Of Mediapunta” tiene como denominador común una inmediatez tan marcada que casi resulta palpable (y determinante), de aspecto gamberro, por momentos casi hooligan, que se consume con facilidad apoyado por el empuje de letras costumbristas. Un trabajo que confirma a Mediapunta como otro de los grupos pertenecientes a esa liga que, de modo más o menos obvio, están empeñados en colocar las guitarras en un primer plano del invento, haciendo escena junto a La Paloma, Alcalá Norte, Camellos o Cala Vento.
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