El underground europeo sigue produciendo gratas sorpresas. Bajo el misterioso nombre de The Sweet Release Of Death opera un joven trío de la ciudad holandesa de Rotterdam que, a diferencia de tantas bandas británicas o americanas que se quedan en pura pose, tiene sustancia de sobra. La densa oscuridad eléctrica que contiene no podría estar más lejos de la placidez de la campiña holandesa (ciudad industrial con enorme puerto, Rotterdam sufrió, es cierto, uno de los bombardeos más devastadores de la II Guerra Mundial).
Pero a lo que vamos: Tras un primer álbum algo errático en sus intenciones y resultados, el sello holandés Subroutine se hace cargo de su nuevo trabajo homónimo. En él, manejan referencias ilustres en el territorio del noise ruidoso, disonante y esquivo, de canciones breves pero en las que parecen pasar muchas cosas. Sobre todo, está la presencia de los Sonic Youth más asilvestrados (el brillante riff de la guitarra de “Post-Everything” es inconfundible, como las guitarras entrelazadas del single “Fox”).
La voz de Alicia Breton Ferrer (la huella de Kim Gordon es alargada) yace a menudo sepultada entre ominosas capas de electricidad de The Sweet Release Of Death sin miedo a dejarse llevar por arrebatos industriales (“Kitty Swim Club”) de energía primaria. Hay melodías que asoman entre el caos, ruidismo post-punk y guitarras vertiginosas (“India”) y/o fantasmales (“Smutek”). Además, cierto saludable humor muy negro se deja sentir en títulos y letras (“Does a Bear Shit in the Woods”). Las atmósferas asfixiantes dominan, en fin, un disco intenso que, cuando termina, te deja con sensación de haber sido atropellado por una locomotora. Sin duda, ésa debe ser la intención.
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