Carl Newman es posiblemente uno de los músicos canadienses más importantes de la última década. Primero con Zumpano y después con The New Pornographers ha demostrado que el pop independiente no está muerto y que aún le queda mucho camino por recorrer.
Así que, mientras se le ocurre una nueva idea para ir más allá, la última fue el segundo álbum de los nuevos pornógrafos, el excelente “Electric Version” (Matador, 03), este pelirrojo de oro se descuelga con un álbum en solitario a modo de divertimento -¡pagado con fondos públicos del gobierno canadiense!-, que casi acaba convertido en su enésima obra maestra. En “The Slow Wonder”, Newman vuelve a hacer lo que mejor sabe, conseguidas gemas pop de desarrollo complejo y sorprendente, heredado de sus adorados XTC época “Skylarking”, que ganan a cada escucha. El combo de Partridge y Moulding no es la única obsesión que se repite en su nueva referencia; su pasión por el glam-rock también está presente, así como los teclados infecciosos y los gloriosos coros y armonías vocales que nadie como él sabe practicar en la actualidad. Como dicen en Norteamérica, el talento de Newman es bigger than life. Un genio en la sombra.
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