"The Sick The Dying… And The Dead!" es el décimo sexto álbum de estudio de los americanos, el primero desde "Dystopia" (2016), que les valió un Grammy. Dan fin así a la etapa más longeva sin lanzamientos y se postulan de cabezas de cartel de numerosos festivales de música metal, como ya ha confirmado en España, Leyendas del Rock para el próximo año 2023.
De nuevo tenemos a la mascota Vic Rattlehead en portada, aunque esta vez la icónica calavera protagoniza su propia trilogía de videoclips donde se le construye un ‘lore’ propio bajo el rol de un mercenario o exmilitar desbocado. El título, es tal vez un claro guiño al que fue el tercer largo, "So far, So good… So what!!!" (1988).
Además del legado polémico de Dave Mustaine, muchas cosas recientes han pasado en el seno de la banda: como el fallecimiento del baterista Nick Menza en 2016, la expulsión por escándalo sexual del bajista y miembro fundador David Ellefson, en 2021 y, porque no todo son malas noticias, el anuncio de que Dave estaba por fin curado del cáncer de garganta que había estado padeciendo hasta 2020.
En toda su historia, hasta 25 músicos han pasado por la formación en cuarteto de Megadeth desde su fundación, pero esta última consagra una nueva superbanda en la que, solo por sus filas, cuesta creer que pueda publicarse algo convencional o aburrido. O que no vaya a sonar lo más heavy posible. Y es que se estrena el gigantesco Dirk Verbeuren (ex Soilwork) en la batería; repite Kiko Loureiro (ex Angra y prácticamente uno de los mejores guitarristas del mundo) y se sustituye a Ellefson por el bajista de Testament Steve Di Giorgio, quien regrabó todas las pistas como clara sentencia de muerte al antiguo miembro fundador de Megadeth.
Dave es ahora el dueño absoluto de Megadeth y vuelve a gruñir, bastante más grave y rudo, en un álbum que posee numerosos momentos de otorgar medallas de reconocimiento, y otros que si no merecen destierro y expulsión con expediente disciplinario, al menos, no mantienen el buen pulso general que posee el álbum. Y estoy pensando con fuerza en esa "Junkie". una pieza casi hard-rockera que ni siquiera el pulido solo de Kiko Loureiro la salva de un "wadafac". Pero la línea general es muy elevada incluso para los temas más “flojos” del disco; digamos que no hay ningún desastre absoluto, ni lo esperábamos, pero tal vez el metraje se antoja un tanto excesivo. Estamos ante el disco más largo de la banda desde "The World Needs a Hero" (2001) y esta música es más bien frenética y concisa, como una lluvia de rapapolvos en la cara. Creo que sobran bastantes outros e interludios que no encajan a las mil maravillas, precisamente.
Pero lo mejor es dejarse llevar por su desarrollo y escuchar con atención, pues hay numerosos guiños o detalles. El primero de esos huevos de pascua en su intro inicial, que no es otra cosa que el sketch de “bring out your dead” de los Monty Python en su legendaria película: Los caballeros de la mesa cuadrada…
"Night Stalkers" es protagónica en este álbum; una canción que habla sobre el polémico 160.º Regimiento de Aviación de Operaciones Especiales. Los Night Stalkers (“acechadores de la noche”). Aunque la parte acústica no me encaja muy bien, el aluvión de guitarras ametrallantes, descripciones de armamento militar listo para su uso y esos solos intercalados hacen de esta una pista explosiva. No en vano, funciona a 190 bpm y es la más rápida, afirma Dave, de la discografía de Megadeth. En su ecuador, el rapero Ice-T hace una colaboración estelar (e imprevista) y lanza algunos versos que describen la llegada de helicópteros y fuerzas especiales en plena persecución. Uno lamenta que esta atmósfera no dure más o se repita en otras pistas. Pero no decae:" Dogs of Chernobyl" nos pega fuerte, con un Mustaine tan grave que parece que en su lugar estuviera Tom Araya de Slayer. El crescendo de tambores de "Psychopathy" es una intro que nos libra de esa extraña "Junkie" y abre la segunda parte del disco, con "Killing Time" y ese riff inicial que te seduce, aunque la letra hable de un desamor tóxico. El estribillo es de los que más se pegan del álbum aunque vocalmente es algo plana, con un Mustaine algo menos explosivo. Quizá demasiado larga. No pasa nada, la traca gorda sigue con "Soldier On!", otro de esos cortes en los que uno se pierde leyendo comentarios en Youtube de ex-militares agradeciendo a la banda (un perfil común o qué sé yo), entre el resto de comentarios, que en su mayoría son fanáticos con sus incansables comparativas con Metallica. Deben ser como “las dos USAs”...
"Célebutante" elabora una crítica a los influencers y Mustaine repite algunos riffs que a veces resuenan a tantas otras piezas de su discografía. Un tema que en cambio, lo cierran un carrusel de solos de Kiko Loureiro, todos y cada uno de ellos, más sorprendente que el anterior.
Por su estilo más power y su temática, debo decir que "Mission To Mars" podría pasar por una pista de Kay Hansen con Gamma Ray, pero a mitad de desarrollo nos recuerda que el thrash es el único y verdadero rey con riffs sobrepuestos a unas voces por megafonía que nos ponen en la piel de un escenario apocalíptico interplanetario, otra de las fantasías obsesivas del bueno de Dave.
El álbum cierra con “We'll Be Back”, la única que de momento han llevado a su setlist de directo en sus primeras presentaciones. Fue un primer single y sin embargo cierra acertadamente este álbum plagado de tralla, caña y parafernalia 100% Megadeth, pero también con esas sabias armonizaciones, cambios de ritmo y de tono, que deleitan al melómano más exigente.
En ediciones especiales hay además dos bonus tracks: un cóver de Dead Kennedys (“Police Truck”) que inicialmente iba a ser en su lugar “Holiday In Cambodia” hasta que Dave cambió de opinión. Y finalmente, la mítica “This Planet's on Fire (Burn in Hell)” de Sammy Hagar, con el propio vocalista.
"The Sick The Dying… And The Dead!" es en definitiva un disco de excelente factura, divertido y que consigue escalar muy bien lo ofrecido en "Dystopia" (2016) y resuelve de la mejor manera posible esta nueva etapa que, aunque bebe principalmente de los clásicos, está orientada a atraer nuevos fans. Es por ello que encontraremos seguidores y detractores en ambos bandos: los thrashers más puristas y las nuevas generaciones de moshers, de oídos más amplios. Y cabe destacar que en España hablamos siempre que podemos de nuestros grandes exponentes en el thrash, como son Angelus Apatrida o Crisix con innumerables filas. Por lo que con Megadeth tendremos debate caliente para rato. Y eso es… ¿bueno?
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