Desenpolvad los pantalones de campana, encended unas barritas de incienso y poned a balancear esos gordos culos al ritmo groove y caliente de Portugal The Man porque este “Satanic Satanist” no debería pasar desapercibido entre tanta oferta. Y es que el cuarto disco de esta banda originaria de Alaska, pero afincada en Portland (Oregón) ha sido toda una sorpresa por la nueva deriva que ha cogido su música, que se ha vuelto mucho más terrenal y accesible. Rock, funk, psicodelia, pop y estribillos infecciosos que se inoculan en tu cuerpo para quedarse en una mezcolanza de ritmos con vocación de himnos, evidentemente setenteros de inspiración hippie y alma funk, desarrollados a golpe de wah-wah y clásicos punteos. Nada que no hicieran Sly And The Family Stone, Stevie Wonder o incluso los Bee Gees menos discotequeros (la excelente voz de su cantante y compositor John Baldwin Gourley consigue registros muy altos y es un valor añadido nada despreciable). La única mácula que se le puede poner al conjunto es que la originalidad brilla por su ausencia y no hay nada que no se haya cocinado antes aunque suene cañón.
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