The S.L.P.

Con Kasabian ostentando en propiedad el estatus de ‘banda de estadio’ en su país (y por ende disfrutando de un éxito más que considerable en otros rincones del mundo), uno de sus artífices se da el gusto de publicar su primer trabajo al margen del grupo. Sergio Lorenzo Pizzorno –guitarrista y compositor principal del grupo británico– presenta proyecto en solitario, bautizado vagamente con sus propias iniciales hasta llegar al acrónimo The S.L.P. El presente estreno luce con capricho de una figura poderosa dentro de la industria musical inglesa, que aprovecha el affair para aunar un total de once piezas que algo independientes entre sí.

Una colección de canciones con la que Pizzorno incide despreocupado en varios estilos en torno al indie-rock, en lo que parece ser un intento por demostrar cierta pluralidad creativa y sacrificando así en buena medida el sentido conjunto de la obra. De este modo, 'The S.L.P.' (Columbia, 2019) deja varios aciertos que, a pesar de un tazado algo irregular, convencerán a seguidores de Ian Brown, Miles Kane, Richard Ashcroft, Noel Gallagher o los mismos Kasabian. Lo mejor de la referencia se sitúa en su primera parte, con cortes más tradicionales y bien tirados del tipo del valido instrumental “Meanwhile In Genova”, “Lockdown”, “((Trance))” o “Soldiers 00018”. En la segunda mitad aparece la experimentación, incluyendo trazas de electrónica y de hip-hop que dejan cuestionables resultados concretados en “Meanwhile… At The Welcome Break”, la supuestamente bailable “Nobody Else” o la grandilocuencia final de “Meanwhile In The Silent Nowhere”. La fama del autor le sirve también para contar con colaboraciones llamativas, como la de Little Simz en el single “Favourites” y la del también rapero Slowthai.

En cualquier caso, y tal y como suele suceder en este tipo de escarceos de la celebridad de turno, el producto se sitúa algo más cerca de la curiosidad que de la obra con memorable peso específico. 'The S.L.P.' (Columbia, 2019) es un disco decente y por momentos incluso bueno, pero seguramente recibirá más atención por el currículo previo del autor que por su propio contenido. Porque, a pesar de los puntuales destacados, este disco homónimo no escapa de una trascendencia limitada al aquí y ahora. Y en realidad es así como conviene afrontar el elepé, con la intención de apurar su (frugal) disfrute.