A grandes rasgos existen dos tipos de grupos. Por un lado, todos aquellos que consiguen –o, por lo menos, lo pretenden- triunfar a toda velocidad, colocar hits en las listas y protagonizar una ascendente, pero efímera carrera. Por el otro, aquellos a los traen sin cuidado las ventas y que apuestan por firmar discos atemporales. Visto con la perspectiva que ofrecen cuatro álbumes en estudio y un directo, no cabe duda de que Sunny Day Real Estate han conseguido lo segundo.
Como Radiohead, los de Jeremy Enigk se han crecido disco a disco, ampliando su capacidad de seducción, fundiendo sentimientos con canciones, haciéndonos olvidar de dónde partieron para obligarnos a pensar hacia dónde irán, recogiendo su propio testigo (“Killing An Angel” recuerda a sus primeros pasos), tomando nuevas referencias y deglutiendo las de siempre (“The Rising Tide” respira a los U2 más intimistas, y The Beatles siguen siendo una influencia en las melodías), descubriéndonos hasta dónde puede llegar su capacidad de atraparnos con piezas de elegante y auténtico pop (jamás lo habían sonado tanto como en “Television”, a pesar esos coros prestados del “Jeremy” de Pearl Jam) y madurando como compositores (que “Rain Song” es la mejor canción de su carrera resulta indudable, con ese ensoñador piano). Si, además de eso, lo que pretenden es seguir acercándose a Dios, los tres de Seattle están dirigiendo sus esfuerzos con acierto: con “The Rising Tide” han tocado el cielo.
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