Arab Strap han dignificado la figura del desgraciado. Le han puesto música y letra y la han sofisticado sin necesidad de recurrir a ningún tipo de glamour. Puede que después de “Elephant Shoe” uno ya sepa qué esperar del binomio halitoso Moffat-Middleton. El cosquilleo, llegados a este punto, lo deparan las inflexiones que vuelven a hacer de su cuarto trabajo un disco mayor al que acudir siempre que uno se sienta menor. Parecen conscientes de la exacta distancia que les enmarca y han ido a buscar tanto en el centro como en los vértices para dar con trucos expresivos que otorguen variaciones a su obsesivo discurso. Y, claro, así no hay quien escoja tema favorito: la gélida desnudez de “Screaming In The Trees”, el sorprendente loop de score melodramático construyendo la falsa épica de “Haunt Me”, un single con halos de Barry Adamson intentando fumar más que Serge Gainsbourg…las desangeladas cajas de ritmos y otra vez los textos -esas relaciones esporádicas que se mascan, puro Carver guarrindongo (aunque cada vez menos)-. Todo son tretas minúsculas comparadas con una unidad que, más que apuñalar, te sabe apuñalado ya, pero y qué. Lo único que hace que no lo vea como su mejor trabajo -volverá a estar entre mis tres del año- es que el pelotazo ya me lo pegaron los precedentes. Eso sí: un tipo que, a propósito de un post-coito, dice “I wash the walls and you pack your stuff”, será mi ídolo, pero, habiendo Kleeneks en Glasgow, es un tocino.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.