Nuevo disco de Lou Reed, quizás el disco más Lou Reed en muchos años, porque en él acomete la ambiciosa tarea de crear una obra maestra, una obra cumbre en la que vierte pequeñas porciones de toda su carrera y en la que se nutre del genio de ídolos de juventud como Ornette Coleman y de coetáneos como David Bowie (juntos por primera vez desde “Transformer”). Pero es en la magnífica lectura que Willem Dafoe hace del poema de Poe, donde uno cae en la cuenta de la simbiosis que han experimentado músico y escritor. Las palabras de Reed se confunden con las el poeta hasta el punto de crear algo absolutamente nuevo e inquietante. Hay tantas cosas en este disco que es imposible reducirlo a quince líneas. Sólo una advertencia, si no aceptas las reglas que Reed propone, podrías sentirte defraudado. Pero si aceptas el reto, si te metes de lleno, este disco no te lo acabas.
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