Más de una década después de “Consolers of The Lonely” (08) y sin que casi nadie lo esperara a estas alturas, nos llega la tercera entrega de la súper banda de Jack White, Brendan Benson, Jack Lawrence y Patrick Keeler. El rock de espíritu retro y dinámica juguetona, con paradas en la psicodelia añeja y el soul, se combina con momentos más reflexivos, en un disco de marcado tono clásico, enriquecido por los devaneos progresivos de White y compañía.
La vena excéntrica de Jack White se impone en las guitarras y las melodías de “Bored and Razed”, con la que el cuarteto se tira a la yugular. Rock asalvajado con un punto de acidez y guitarras dobladas. Lástima que Ty Segall les haya adelantado por la derecha en estos últimos años. En el corte que da título al álbum, tras una engañosa intro de country vintage, se recrean en el rock dinámico con guitarras del 69 y ritmo infeccioso.
Aunque hay momentos de clasicismo disfrutable (“Somedays (I Don´t Feel Like Trying”), The Raconteurs se ponen a veces demasiado reverenciales con el legado que les nutre (esas voces dobladas en el estribillo de “Only Child”, los barroquismos con piano de “Shine The Light On Me”). Es en los momentos de desmelene rockero, dando rienda suelta a su contrastada química, cuando llegan algunos de los hallazgos más brillantes: “Don´t Bother Me” y su ritmo avasallador; los riffs macarras de “Sunday Driver”; “Live A Lie y What´s Yours Is Mine”, con cencerro y guitarras desquiciadas. Brendan Benson tiene su momento de gloria en la sobria “Now That You´re Gone”. “Thougths And Prayers” cierra con acústicas, sintetizadores, violines y crescendo final.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.