The Pleasures Of Self Destruction

Una de las primeras sensaciones que transmite “The Pleasures Of Self Destruction”, la última entrega de Babybird, es su frenético intento de ser (o, al menos, parecer) grandilocuente y arrolladora. Corte a corte, el talento de Stephen Jones, indiscutible alma mater del proyecto, se pone al servicio de la construcción permanente y casi compulsiva de clímax sonoros. Apoyan esta hipótesis los variados e ilustres crescendos que desfilan a lo largo de las trece canciones que conforman el disco. “Not Love” y “Can’t Love You Any More” cumplen la norma y recuerdan a otras bandas británicas como Doves o Embrace; formaciones que, paradójicamente, han bebido durante toda su carrera de la influencia ejercida por Jones, siempre alejado del foco principal pero a quien no se le debería negar su aportación al sonido brit pop desde mediados de la década de los noventa. Esta retroalimentación también queda patente en “The Jesus Stag Night Club” o “Www.song”, donde los coros rimbombantes y el peso de los instrumentos de cuerda bien podrían haber sido sacados de las composiciones más reconocibles de los primeros The Verve. Cierra el álbum la preciosista “Remember Us”, con el firme propósito de dejar claro que Babybird sigue haciendo lo que mejor sabe hacer: pop británico de muchos quilates.