Tomar el último disco de Spiritualized y este “The Perfect Prescription” (1988) y compararlos es cruel. Demuestra que el tiempo no perdona y pone en evidencia que el camino recorrido por Jason Pierce en los últimos tiempos tiene cero de innovador y menos aún de estimulante.
En el segundo álbum de Spacemen 3 está todo lo que estos llegarían a forzar al límite con posterioridad y Spiritualized vampirizarían en un círculo vicioso que hoy todavía dura: hay repetición, hay fuzz, hay gospel, hay psicodelia, hay blues, hay sinfonías oníricas, hay drogas (y si no las hay, lo parece), y hasta hay soul y r’n’b. Está también Spectrum (perdón, Scott Kember, algo más que “el otro Spacemen 3”) y ese empuje de los inicios que hace que lo amateur suene valiente. Y, por último, hay dos bonus -una caricatura soul de casiotone y una improvisación pajillera al uso con sonido demo, ambas caras B de “Take Me To The Other Side”- que quitan hierro a un disco tan intenso. Al margen de curiosidades, “The Perfect Prescription” tiene verdadera madera de clásico underground, de momento irrepetible, de pinchazo egocéntrico y revolucionario, y de súplica reverberante. Además, permite hablar con Dios. Y si no, por lo menos, pasear
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