Con “Let The Times Roll” (21) The Offspring nos dejaron claro que su regreso a la pomada nueve años después de su anterior propuesta (el hiato más largo que se han tomado entre discos) no era en absoluto un paso en falso ni un retorno coyuntural. Detrás de aquella nueva venida uno podía leer entre líneas ciertos detalles que alertaban de la buena salud actual del conjunto californiano (cuarenta años después de su formación, que se dice pronto) y con los que ciertamente vaticinábamos ya futuros capítulos de su carrera harto provechosos y esperanzadores.
Tres años después confirmamos nuestras sospechas con “SUPERCHARGED”, un vitamínico muestrario de diez píldora sonoras con los que estos pioneros del punk pop recurren a los trucos de siempre para sonar como nunca. Bob Rock repite en la trastienda, convertido ya en un inamovible pilar del sonido de nueva época de Dexter Holland y los suyos, tan capaz como siempre de mantener vivo el fervor que define a The Offspring a partir de una calculada y arrolladora lluvia de arreglos susceptibles de revivir hasta a un muerto.
Como Pedro por su casa y sin complejos también demuestra sentirse el lozano Brandon Pertzborn, quien junto al itinerante y veterano Josh Freese (DEVO, A Perfect Circle, NIN) deja su debutante sello en la percusión de este larga duración y reivindica su valía como novísima incorporación a la banda (si alguien tenía dudas sobre su fichaje, el deleite a doble bombo que nos ofrece en ese festival de thrash metal melódico que es “Come To Brazil” borrará de cuajo cualquier posible cuestión).
Quizás contagiados por esta sobrevenida inyección de energía en su presente fórmula o tal vez como mera declaración de intenciones contra cualquier acuse de desgaste, la banda nos proporciona en cada uno de sus nuevos envites una síntesis concentrada y efectiva de todo lo que supone estar ante un disco de The Offspring. Buen ejemplo de ello es su propia pista de arranque, “Looking Out For #1”, con la que Noodles saca a pasear su más canónico y preciso arsenal y nos hace temblar a base de navajazos de seis cuerdas directos al hipotálamo. De un revival más noventero (“Light It Up”) al punk con seso y conciencia (“Truth In Fiction”), hasta llegar a la adrenalítica necesidad de seguir pisando el pedal derecho (“The Fall Guy”). Y es que pedir tiempo muerto en este partido no está permitido y aquí se viene a sudar la camiseta.
Con la frecuencia cardiaca a tono y convencidos de que esta gamberra pandilla no busca hacer prisioneros, atestiguamos también sus intenciones por dibujar un fresco que haga justicia y honor a las diversas aristas de su marchamo, el cual va mucho más allá de ese celebrado y coreable efectismo con el que logran contagiarnos sus ritmos en cuestión de segundos (sí, por supuesto que estamos pensando en la veraniega y magnética “Make It All Right”). Así pues, veremos como Holland y compañía no dudan en proponerse retos asumibles e ilusionantes, como el hecho de volver a emocionarnos a partir de su narrativa más sangrante ("Ok, But This Is The Last Time"), probarse en inesperados territorios de corte setentero y rocanrolero (“Get Some”) o tirar de épica casi cinematográfica para poner un punto y aparte que deje con ganas de más (“You Can't Get There from Here”).
Ni excesivamente reiterativo ni incrédulamente inventivo; “SUPERCHARGED” nos da lo que nos promete desde su mismo título y supone una irrebatible respuesta para quienes tengan los arrestos de cuestionarse la necesidad o sentido de seguir escuchando a día de hoy a una banda que sin duda va camino de la inmortalidad.
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