Algunos descubrimos a Secret Machines gracias a aquel concierto acontecido en la difunta sala Aqualung de Madrid en junio de 2005, en el que la banda con sede en Nueva York ejerció como telonera de unos Oasis que cumplían así con su capricho de girar por salas de reducidas dimensiones. No parecía mala carta de presentación, esa consistente en lucir como invitados del que por entonces era uno de los grupos más afamados del planeta, ocasión que el combo norteamericano aprovechó para defender en directo ese debut de título “Now Here Is Nowhere” (Reprise, 04).
Han pasado casi dos décadas de aquella velada y Secret Machines continúan en activo, manteniendo un estatus de segunda línea en el que parecen asentados y también cómodos, publicando de tanto en tanto una obra sita entre aceptable y atractiva con la que mantener viva su presencia. El quinto álbum de la formación resulta copado por canciones psicodélicas y brumosas, que incitan a un viaje completo a lo largo de nueve paradas y cincuenta minutos de duración. Una invitación que alterna satisfactorias escenas lisérgicas con momentos de transición que parecen servir de puente, precisamente, entre los destellos acentuados de la referencia.
Entre las dianas aparece el trío inicial compuesto por “There's No Starting Over”, “I Think It's Light Outside” y “You Want It Worse”, que captan al oyente a través de colores difuminados entre generosas dosis de ácido y humo. También resultan efectivos cortes como “Even Out The Overflow”, “The Answer” o los siete minutos de la industrial “Crucifixion Time” remitiendo sin tapujos a Bauhaus o Killing Joke. Por su parte, seleccionadas del tipo de “Run Out The Silver Light”, “The Finalizer” o el instrumental “Last One Out” completan el producto, sin estridencias pero quizá también sin potenciar específicamente el valor global del mismo.
“The Moth, The Lizard, And The Secret Machines” es, en definitiva, un disco para bucear en busca de aquellas piezas más jugosas con las que saciarse; las mismas que certifican que Brandon Curtis, Josh Garza y Phil Karnats han optado definitivamente por un aspecto pretérito (aunque ligeramente actualizado con la intención de resonar sólidos y vigentes) para sus nuevas composiciones. Y, también y de paso, que confirman que el combo sigue siendo capaz de aportar algunas gemas con cada movimiento concretado en forma de elepé.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.