The Metallica Blacklist
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The Metallica Blacklist

7 / 10
Sergio Ariza — 11-09-2021
Empresa — Rhino
Género — Varios estilos

Cuando el 12 de agosto de 1991 apareció “Metallica”, conocido universalmente como “The Black Album” por su portada, los miembros de la banda tenían bien claro lo que estaban haciendo, derribando de una patada todas las barreras entre el Metal y el resto de la música popular, James Hetfield y Lars Ulrich querían que sus canciones llegaran a sus antiguos fans pero también a los chicos de Seattle y el resto de lugares donde se estaba cocinando la explosión del rock alternativo o a cualquiera que decidiera librarse de prejuicios para escuchar a una banda de rock (sin más adjetivos) con mayúsculas.

La jugada les salió a la perfección, bajaron el tempo de sus canciones e incluyeron instrumentos tan poco habituales en su género como una orquesta de cuerdas o un sitar, pero no perdieron su fuerza, como tantas veces se ha dicho entre sus fans más talibanes. El grupo consiguió lo que quería y apoyados en cinco sencillos sencillamente magistrales vendió treinta millones de discos en todo el mundo e hizo que su música fuera escuchada por todo tipo de oyentes. Treinta años después este “The Metallica Blacklist” es la confirmación de que la jugada fue perfecta y que su música, al contrario que la de otras bandas de su género, ha sido absorbida por músicos de todo tipo.

No es que todo sea perfecto, seamos claros, pocos serán los que escuchen un disco con cincuenta y tres canciones más de una vez, pero este tributo no está para conseguir grandes críticas sino para enseñar que tenían razón y que Metallica se introdujo en la casa de gente que escuchaba géneros que parecían opuestos al metal, como el country, el pop más comercial o el hip hop. En eso el disco es todo un acierto, en abrirse a todo tipo de géneros, se podría sacar un “Black Album” country bastante apañadito, también un “Black Album” punk, e incluso un “Black Album” latino, demostrando que su sombra se expandió mucho más allá del metal.

El disco está dividido en cuatro discos que siguen el listado original del disco original, eso sí no todas las canciones reciben la misma cantidad de versiones, variando entre las doce versiones que recibe “Nothing Else Matters” y la única por barba que tienen “Of Wolf And Men” y “The Strugle Within”. En cuanto al orden elegido no se han comido el coco y va por orden alfabético, lo que hace que Alessia Cara abra el disco con la primera de seis versiones de “Enter Sandman”; la siguen un Mac Demarco que parece estar pasándoselo en grande con una versión bastante fiel aunque con final sorpresa o la adaptación industrial de Rina Sawayama, mientras que Weezer tampoco se van muy lejos del canon y entregan una versión muy poco original, eso sí clavándose un solo en el que siguen la melodía principal y en la que terminan citándose a sí mismos, en concreto a su “Buddy Holly”, todo muy Weezer.

“Sad But True” trae muchas más sorpresas, con Sam Fender interpretándola en directo como si fuera Jeff Buckley y Jason Isbell haciendo una de las mejores versiones del disco, llevándose la canción a su estilo convirtiéndola en uno de los sueños de Hetfield, un tema perfecto para aparecer en un Spaghetti Western, mientras que St. Vincent le mete un punto industrial, como si fuera Metallica por NIN, lo que le va bien a la oscuridad de la canción. Además le permite lucirse con la guitarra, algo que siempre está bien. Aunque la versión más bizarra corre a cargo del Mexican Institute Of Sound que hace una especie de remix con vientos incluidos, percusiones y rap en castellano.

Por su parte “Hollier Than Thou” es la canción fuera de los sencillos con más versiones, cinco, entre ellas varias apropiaciones punk por parte de The Chats, PUP y OFF! que contestan a la pregunta de cómo sonaría Metallica en clave hardcore. “The Unforgiven” es de las canciones que más se presta a jugar con ella, desde su inicio influido por Ennio Morricone, algo que aprovechan Cage The Elephant para llevársela a su terreno, Diet Cig suenan a Paramore versionando a Metallica, Flatbush Zombies ft. DJ Scratch y Vishal Dadlani, Divine, Shor Police hacen versión hip hop con Flatbush Zombies destacando especialmente, pero la mejor versión de la canción corre a cargo de la expresiva voz de Moses Sumney que la hace totalmente suya, pudiendo haber aparecido en su magnífico “Grae”, publicado el año pasado.

“Wherever I Roam” ha sido la que menos versiones ha recibido de los cinco sencillos, con solo cuatro, eso sí, aquí se incluye la polémica versión de J Balvin que ha indignado a muchos fans de la banda, sencillamente porque son incapaces de reconocerle ningún crédito al colombiano. La cosa no es tan mala como la han pintado, Balvin coge un 'beat' de la parte que está tocada con un sitar eléctrico (algo muy parecido a lo que hacen Chase & Status ft. Backroad Gee) y rapea sobre él, eso sí luego se vuelve perezoso y mete una parte de la canción original sin venir a mucho cuento. Los míticos Neptunes de Pharrell Williams también son bastante irrespetuosos, lo cual siempre está bien, y se llevan la canción a la pista de baile con unas distorsiones muy Yeezus.

De las dos versiones de “Don't Tread On Me” me quedo con la de Portugal. The Man junto a Aaron Beam, mientras que de las de “Through The Never” la más interesante corre a cargo de Tommy Owo con una de las más mejores y más arriesgadas del disco, demostrando lo bien que se pueden trasladar las canciones de Metallica a otros géneros, es lo bueno de, además de ser una fuerza de la naturaleza, ser capaces de escribir grandes melodías. Es una versión preciosa que convierte a la canción en otra cosa totalmente.

“Nothing Else Matters” fue la canción más polémica en su momento, al tratarse de la primera canción de amor de la banda, eso sí, el tiempo ha demostrado que es una de las canciones que más puertas les abrió. Aquí aparecen doce versiones distintas, la primera corre a cargo de Phoebe Bridgers, que este mismo año ya había hecho un notable trabajo reimaginando una de las canciones del último disco de Paul McCartney, y aquí convierte la canción en una preciosa balada de pop barroco. Chris Stapleton la toca como balada country rock, con guitarras a là Morricone y un solo final buenísimo, mientras que Dave Gahan la da un toque minimalista. Por su parte, Miley Cyrus demuestra que su voz tiene la fuerza de una Stevie Nicks en una versión ultra comercial de una canción ultra comercial, y lo digo en un buen sentido. Esto es lo que buscaban Metallica en 1991 cuando decidieron meter una canción de amor en su repertorio, sabían que muchos fans no se lo perdonarían, pero también sabían que era la mejor forma de hacer que otra gente les escuchase fuera del círculo del Metal.

Goodnight Texas, hacen la única versión de “Of Wolf And Men”, convirtiéndola en una balada folkie con mandolinas y armonías celestiales. IDLES llevan su contagiosa anarquía a “The God That Failed”, mientras que el maravilloso saxofonista Kamasi Washington hace la reinterpretación más radical con “My Friend Of Misery”, llevándosela a su terreno de jazz cósmico. El disco se cierra con una versión instrumental de “The Struggle Within” a cargo de Rodrigo y Gabriela con dos guitarras acústicas, otra grata sorpresa, aunque ya estábamos acostumbrados a las adaptaciones de temas metal en su repertorio.

¿Será un disco al que vuelvas con asiduidad? No, pero cumple perfectamente su objetivo, que es enseñar a un público que nunca ha escuchado a Metallica, el de grupos y artistas como IDLES, Kamasi Washington, Milley Cyrus y J Balvin que existe la música de Metallica, y, más importante, que el público de Metallica se entere de que también existe el punk, el jazz, el country, el pop y sí, también, el trap y el reggaeton...

En definitiva el triunfo de una banda que luchó en su tiempo por salirse de las barreras del metal y llegar a un público más amplio y que oyendo este disco lo consiguió de sobra. Slayer podrían buscar hacer una cosa parecida con el también magnífico “Reign In Blood” pero lo más seguro es que quedase una cosa muy homogénea con veinte bandas noruegas de death metal y nombres destacados del metal extremo haciendo versiones parecidas pero más furiosas. El triunfo de Metallica y de su “Black Album” es esto, ver todo un espectro de músicos de todos los registros y lugares posibles meter mano a sus canciones, viendo que su huella se sigue proyectando mucho más lejos que la del resto de bandas de su género porque supieron abrirse a otros oídos y, mucho más importante, tenían las canciones perfectas para hacerlo.

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