No nos sorprende comprobar que, con motivo de su debut, el cuarteto Crawlers haya tirado la casa por la ventana y le haya hecho entrega a su ansioso e ilusionado fandom de una ambiciosa edición doble como carta de presentación oficial (con material extra, versiones inéditas y demás). La ocasión lo merecía, y es que su aterrizaje en la saturada pero siempre fructífera escena británica no podría haber sido más sonado: de ser tendencia mundial en TikTok con "Come Over (Again)" a firmar su sentida y visceral narrativa con una multi como Polydor, pasando por hitos personales como telonear a My Chemical Romance en su Liverpool natal.
Con este contexto por delante, es evidente que Holly Minto y compañía partían con una notable ventaja en la carrera. “The Mess We Seem To Make” nos llega después de dos EP’s previos y casi un lustro de estar viendo a sus responsables andar a la zaga de su mejor versión, pateándose de punta a punta los escenarios de su país y conformando una preciada base de seguidores (bautizados como los “Creepy Crawlers”), que ahora acolchan con especial devoción el anhelado advenimiento de su banda salvadora.
Pero Crawlers no advierten nuestras atenciones solo por haber revivido el fenómeno fan en la música de guitarras o por haber reventado los medidores de escuchas con éxitos de viral propagación. Los galones y méritos que Minto y los suyos consiguen aquí son más bien los propios de una generación dispuesta a no callarse ni una, a rizar el rizo de su honestidad y a confeccionar letras libres de prejuicio en las que aborden temas tan directos y deslenguados como los inadvertidos e impredecibles golpes de una depresión prematura y crónica (“That Time Of Year Always”), la caducidad de ciertas amistades que en el pasado fueron significativas (“Would You Come To My Funeral?”), el reto de comprender a una temprana edad qué tipo de amor nos merecemos (“Call It Love”) o la recurrente y supurante herida de una mala relación con el sexo (expresada con anterioridad en temas pretéritos como “Fuck Me (I Didn’t Know How To Say)” o “I Don’t Want It”, y que ahora vuelve a la primera plana de su imaginario con “Meaningless Sex”).
Queda claro a través de sus íntimas y vulnerables letras que ni su vasto reconocimiento actual ni su precoz despunte mediático han supuesto una losa para que Minto, convertida en el centro de la escena por imperativo categórico, se corte un pelo a la hora de recitar sus consignas más crudas (“Can you kiss me? Can you love me? How you fuck me? / I'd sell my body for you to want me”, la escuchamos cantar en la agridulce “Kiss Me”). Sin embargo, la subida de decibelios no es mandatoria para generar su efusiva catarsis, y es precisamente en sus momentos más reflexivos y apacibles donde apreciamos la verdadera evolución de su propuesta a lo largo de este sucinto pero intenso trayecto (“I paid the doctor so I could live happy, now I feel nothing at all”, susurra sobre un lecho de teclas en “Golden Bridge”). Con todo, es esta generosa franqueza en el relato, sumada a una anacrónica combinación de referentes de otra era (que si un poco de grunge por aquí, otro poco de glam-rock por allá y una pincelada de rock alternativo dosmilero por encima), lo que hace que la de Crawlers sea una oferta del todo dispuesta a no pasar inadvertida para aquellos que aprecien el poderío de las nuevas generaciones y las bondades del mejor pop oscuro emergente.
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