The Lookers se sitúan fuera del estereotipo gabacho: les gusta más el guitarrazo limpio y la pandereta amplificada que el queso y, por lo que parece, se acuestan más tarde que las cinco de la tarde. Conscientes de que el proceso de grabación debe ser orgánico, es decir, dar el salto al elepé (cosa seria) tras varios singles/EPs y múltiples conciertos- amén de cambios de formación y calamidades técnicas (lean la última entrevista en estas mismas páginas)- , el trío de Ziburu ha registrado uno de los trabajos del 2016. Y como franceses que son, se han buscado su New Rose particular con Bloody Mary allende la frontera, Irún; y como en el catálogo del mítico sello, transitan por sus acordes el espíritu de los mejores los Saints, Buzzcocks, Lyres, Inmates, Tav Falco, Gories, Gun Club o The Sonics. El selecto club del garaje revisitado con desparpajo- aunque mirando alrededor a los actores actuales- Ty Segall, Growlers, Black Lips, Davila 666 o los enormes Bass Drum of Death- y con las ganas de comerse el mundo de la post adolescencia. Enchúfense “Walls” o “The Beating”. Ni un cruasán con cafe au lait entra mejor.
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