The Lemon Twigs no se han andado por las ramas a la hora de sacar la continuación del notable “Everything Harmony” que salió el año pasado. Los hermanos D’Addario vuelven por sus fueros con otra increíble colección de canciones irresistibles, pero cambiando los sonidos taciturnos y personales de aquel por una mayor efervescencia sonora y una influencia onírica, con un “A Dream Is All We Know” que les coloca como dignos herederos de los grandes maestros a la hora de crear perfectas canciones pop, es decir Brian Wilson, Paul McCartney, Ray Davies, John Phillips, etcétera.
La mayoría de los grupos huyen como de la peste de hablar de sus influencias, intentando hacer creer que son los inventores de la rueda, pero The Lemon Twigs no son como la mayoría de los grupos. Ellos llevan sus influencias tatuadas a fuego y si tienen ocasión se pueden poner a hablar de ellas con la misma pasión que lo haría cualquiera que se considere a sí mismo un melómano.
Con este “A Dream Is All We Know” nos llevan a una aventura sónica por los efervescentes sonidos de la música pop de 1966, el año en el que aparecieron discos como “Pet Sounds”, “Revolver”, “Aftermath”, “Face To Face”, “Parsley, Sage Rosemary & Thyme”, “If You Can Believe Your Eyes And Ears” o “Fifth Dimension”, además de canciones como “Pretty Ballerina”, “Walk Away Renée”, “Happy Jack”, “I'm A Believer”, “Summer In The City”, “Friday On My Mind”, “Bus Stop” o “Along Comes Mary”, aunque reinterpretándolo desde su propio universo sonoro, volviendo a bordar las interpretaciones, arreglos y armonías.
Ya avisaba en la crítica de su anterior disco que hay que tener muy buenas canciones para evitar el ridículo cuando uno tiene una banda tan absolutamente retro, o atemporal, como The Lemon Twigs, bien, pues “A Dream Is All We Know” no solo pasa con nota la prueba del algodón sino que estamos ante la mejor colección de canciones que han hecho nunca, sonando como doce sencillos de éxito que, por alguna extraña razón, no habíamos escuchado antes.
Hay algunas canciones en las que es mucho más fácil rastrear la fuente original, así “Sweet Vibration” es puro Left Banke, mientras que “In The Eyes Of A Girl” es tan claramente The Beach Boys que deberían haberle dado co-crédito a Brian Wilson, luego “If You And I Are Not Wise” podría haber aparecido en “The Notorious Byrd Brothers” de The Byrds, con sus Rickenbacker tintineantes, sus alucinantes armonías y esos ligeros toques country, y “Peppermint Roses” huele a incienso y menta como si viniera de un psicodélico despertador rosa.
Otras tienen fuentes más variadas, la espectacular “Golden Years”, una de las canciones del año, suena a la suma de The Beatles, primeros The Who, The Beach Boys con un poco de Big Star, mientras que en “Ember Days” escuchamos a Nick Drake producido por Burt Bacharach. Una de las pocas canciones que sale de los sesenta, para irse al año 72, es el final con “Rock On (Over And Over)” puro glam rock, vía Marc Bolan y T.Rex, perfecta para cantarla con una boa de plumas y un poco de brillantina en la cara.
En definitiva, estamos ante un disco absolutamente contagioso y divertido, con unas melodías, arreglos e interpretaciones simplemente perfectas. Con un nivel compositivo realmente alucinante, el mejor de su carrera, puede que porque esta vez el hermano pequeño, Michael D’Addario se ha puesto a la altura de Brian y ha demostrado con gemas como la mencionada “Golden Years”, “Church Bells”, “Peppermint Roses” o “How Can I Love Her More” que sus canciones no solo están a la altura de las intrincadas melodías del mayor de la familia (“They Don’t Know How To Fall In Place”, “I Should’ve Known From The Start”, “A Dream Is All Know” o “Sweet Vibration”), sino que, además, como ellos mismos dicen, las complementan a la perfección. A los que digan que para que vas a escuchar esto si ya tienes a los modelos originales, decirles que no creo que The Hollies, The Move, Strawberry Alarm Clock, The Association y otros grandes grupos de los sesenta tengan un disco tan bueno como este.
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