Let's Go Sunshine

The Kooks siempre han sido buenos en su campo, y parecen asumir con gusto y naturalidad la ausencia total de trascendencia real de su música. Así dan rienda suelta a ese pop despreocupado y accesible que llevan ya tiempo facturando, desde que debutasen con un “Inside In/Inside Out” (Virgin, 06) que nunca han llegado a superar. De hecho, la banda dio buena cuenta de su trayectoria el año pasado con la publicación de “The Best Of... So Far” (Astralwerks, 17), disco recopilatorio en el que presumían de las numerosas (y pegadizas) dianas logradas a lo largo de una década de carrera que entonces contaba con cuatro discos de estudio.

La banda de Brighton lanza ahora un quinto álbum con el que demuestran confiar ciegamente en sus propias posibilidades, tras incluir nada menos que catorce temas (y una intro). El resultado no varía demasiado con respecto a anteriores trabajos del grupo y, si acaso, se impone como el más pop y convenientemente pulido para un público masivo de todos ellos. Ése ha sido en realidad el cometido de los británicos desde sus inicios: lograr canciones absolutamente inofensivas pero que resulten agradables y de fácil digestión, además de dejar alguna gema en cada entrega. En este caso las destacadas se localizan mayoritariamente en la primera mitad del disco, con cortes como “All The Time”, “Kids”, “Four Leaf Clover” y, sobre todo, la deliciosa “Fractured And Dazed”, además del buen cierre que supone “No Pressure”.

Lo que sucede es que el invento cuenta con evidentes limitaciones, y las costuras comienzan a asomar durante la segunda mitad de la obra, mientras que asimilar su último tercio sin desviar la atención resulta directamente meritorio. Los discos de The Kooks tienden a resultar agradables pasatiempos en los que cantar al amor mientras seducen a una audiencia generalista, y la capacidad del cuarteto para tratar la melodía en sus canciones es (en ocasiones) evidente. Pero sin duda serían bastante más efectivos si redujesen el ímpetu, y con ello la presencia de tanto relleno desdibujando los aciertos más poderosos de cada lote. Y la presente referencia no solo no es una excepción, sino que confirma categóricamente dicha teoría.