Karen y Don Peris siguen a lo suyo, a punto de cumplir treinta años publicando sus canciones desde su hogar en Pensilvania. Este es su álbum número trece, otra vez repleto de deliciosas composiciones que invocan un folk de duermevela que discurre fuera de nuestro tiempo, ajeno a cualquier vaivén o cotización en el mercado de las tendencias. El matrimonio se aferra a su particular poética de la cotidiano: la preciosa, velvetiana, “This Thread Is A Green Street”, fue compuesta como una oda al poder trascendente del amor para acortar – o disolver – la distancia física respecto a su prole. En realidad, un lamento por la lejanía que los separa de sus hijos, ya en la universidad.
Temática que se matiza en el tema titular, en el que la llegada de la anhelada primavera se prefigura como una metáfora de la vuelta de algún ser querido. En ella destacan las delicadas y minimalistas (¿en realidad hay algo en sus discos que no sea minimalista?) notas de piano de Mike Bitt, quien siempre ha sido el discreto tercer vértice de un proyecto basado, como Yo La Tengo o Low, en la férrea solidez de su pareja protagónica, aquí siempre realzada por el componente espiritual, fervientemente creyente, que destila y (por supuesto) por la voz etérea, aniñada, mágica, casi sobrenatural de Karen, quien además compone prácticamente todo: solo Hope Sandoval se le parece de entre las vocalistas que han sobresalido en las últimas tres décadas.
La mención no es gratuita porque Mazzy Star, pero también la tradición singer songwriter de los años setenta, Joni Mitchell, Linda Perhacs, el folk británico en la estela de los Fairport Convention o la cadencia de la bossa nova (presente en “Your Saturday Picture”) siguen siendo buenos referentes a los que hincar el diente si de lo que se trata es de reclamar foco para que los ajenos a su credo les presten algo de atención. Hay un deseo confeso de que estas canciones retrotraigan a las melodías que les arrullaron durante su infancia, a principios de los años setenta, y en ese sentido la verdad es que “Orange of the Westering Sun” suena tremendamente californiana, como directamente salida de Laurel Canyon. Es un disco menos etéreo, algo más sencillo y pastoral, menos atmosférico que su predecesor, el sobresaliente "See You Tomorrow" (2020), sin el halo casi espectral que dotaba a aquel de un magnetismo singular, pero a ver cuántos grupos encuentran que no bajen nunca del notable alto tras casi tres decenios en el tajo.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.