El Segundo disco del combo navarro recorre un amplio abanico de sensaciones revestidas de pop intenso y sin florituras. Si bien su líder, cantante y guitarrista Iker Cia y Arkaitz Ezkai (batería) proceden del grupo heavy Arima Sutan, sorprenden aquí con otro punto de vista totalmente distinto redondeado por los muy logrados coros de ambos. Qué duda cabe que Rubén Matilla a las seis cuerdas y Xabier Valverde al bajo son parte imprescindible del grupo, el cual ha empezado a funcionar como tal en este segundo trabajo. Lo han grabado y mezclado en Higain Recording Estudio de Usurbil de la mano de Haritz Harreguy. La masterización se llevó a cabo en Mastertips Mastering, Madrid, por Juan Hidalgo, encargándose del diseño Xabi Angos.
Lejos de artificios innecesarios, las composiciones se centran en la esencia. Buscan el alma e incluso la desnudez sonora como vehículo para llegar al oyente, tal y como demuestra el trío inicial compuesto por “Uhinak”, “Betirako” y “Krisalida”, provistos todos ellos del empuje de los tambores y los riffs de guitarra. El disco está pensado como un todo, una unidad temática basada en las vivencias de un pueblo imaginario llamado Belurbe. Las letras están cuidadas, son profundas y ricas en matices y en sentimientos, algo que ya ocurría en el primer disco llamado “Ur abisalen espedizioa” (Gor, 2013). Muy probablemente el nuevo “Belurbe” sea algo superior a aquél, aunque el debut ya marcaba el camino a seguir en cuanto a sonido, melodías e incluso concepto.
Llega “Antagonista” y ahí ya se desata el talento. Es de esas composiciones mágicas, atemporales, que sin duda perdurará en el tiempo. Comedido riff de guitarra, mágico donde los haya, ritmo repetitivo de batería y los coros, esa maravilla de voces tan evocadoras y sugerentes. Por si fuera poco, está el videoclip realizado por Ramón Balagué, quien, basándose en la letra de Iker, crea una obra maestra condensada en 4 minutos y medio. Es ahí donde la frase “Ispilu erraldoian, antzezpen hutsa agertzen zaren bakoitzean, zu ote zara?” cobra todo su sentido. Un binomio, composición y clip, que invita a la reflexión a la vez que cautiva. A su vez, la letra se basa en el relato llamado “Itzala” de Izai Bujanda (que es además el actor del videoclip), donde, como nos contó el propio Iker, “habla de que su sombra, algo tan propio y personal, acaba siendo algo ajeno; cambiamos, tenemos lados opuestos... De ahí sale la idea de la dualidad de las cosas, de los polos opuestos, de nuestras dos caras, de lo bueno y de lo malo, del protagonista y antagonista”.
Siguen especialmente inspirados en este ecuador del CD con “Elefanteen hilerria” y “Mapa”, dos bellas maneras de profundizar en las atmósferas y melodía antes comentadas, donde lo importante es -si me apuran- la atmósfera, por encima incluso de las bellas melodías. La primera es de las favoritas del grupo y por extensión de un servidor, mientras que la segunda “podría considerarse la canción “lenta” del disco; es muy intensa y una apuesta importante de la banda a nivel creativo. Las letras de estas dos canciones son muy ilustrativas, además, más directas de lo que se quiere transmitir”. “Mapa” contiene un toque de pop convencional exquisito, siempre dentro de su estilo.
“Ihesdun” cuenta con una parte recitada, del que se encarga Xabi Bandini de Kerobia. Es un soplo de aire fresco, un potenciador de la calidad del tema. “Estatua”, “Error code” (¡gran riff de gitarra!) “Erlauntzan” y “Eztanda, kea, aterraldia…” son igualmente interesantes en esa línea de ambientes sugerentes y melódicos, aunque la intensidad de los dos últimos temas les quite protagonismo. Hablo de “Gotorlekura”, con su ritmo entrecortado y sus trabajados coros marca de la casa, y cómo no, el último y más marchoso “Amildegian”. Casi pareciera ser concebido para tal fin, el de finiquitar un disco conceptual con rotundidad. Los coros del final son de lo mejor de todo el disco y de una belleza abrumadora. Gran final para un trabajo compacto, íntegro y a ratos deslumbrante.
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