The Hum
DiscosJames Ellis Ford

The Hum

7 / 10
Fran González — 15-05-2023
Empresa — Warp / Music As Usual
Género — pop electrónico
Fotografía —

De la comedida letra pequeña de sus infinitas colaboraciones al protagonismo sin sombras de su debut en solitario, el británico James Ellis Ford nos presenta con “The Hum”, su primer trabajo con nombre propio, puramente escrito y compuesto por él mismo, sin aditivos externos ni figurantes postizos. El que fuera cincuenta por ciento de Simian Mobile Disco aprovecha el forzado cese de actividad de su banda principal y un respiro entre producción y producción de renombre para ejecutar un encomiable ejercicio de reinvención, demostrando que ni la comodidad de la experiencia ni la desidia adjunta a la edad suponen impedimento alguno para continuar aprendiendo y seguir poniéndose a prueba a uno mismo.

Sonará a tópico, pero lo que Ford nos propone con “The Hum” es sentarnos a escuchar sus melodías de una sola tacada y con la paciencia contemplativa de quien está dispuesto a desnudar los numerosos matices ocultos en sus cuarenta y cinco minutos de duración, pues aunque el proyecto no sugiera una elevada concepción ni estime altivas pretensiones en su narrativa, su multifacética construcción y la pluralidad en su instrumentación son motivos suficientes para que pongamos nuestros cinco sentidos en cada uno de sus diez aportes. A pesar de estar hablando de un disco DIY puro y duro, hecho en su estudio casero y entre quehaceres domésticos, las catedrales sonoras que Ford es capaz de construir (sumando, con generosa provisión, un todo compuesto por pianos, clarinetes, flautas, saxofones, dulcémbeles, bajos, guitarras y percusiones) equivalen a una orquesta multitudinaria capaz de erigir pasajes del todo cinematográficos (“Pillow Village”), perfectamente ensamblados con sus predecesores y generando esa sensación de unidad que nos invitará a querer quedarnos ahí, una vez nos hayamos decidido a entrar.

Sin embargo, Ford no dudará en dejarnos claro desde el principio que éste es un disco por y para él, denotando, a través de ciertos dejes con sabor a cajón desastre, su evidente intención por abrazar esa copiosa ristra de referentes que maneja, desconcertándonos en ocasiones con giros de guión que, no por bien ejecutados se sienten menos inesperados. Así pues, le podemos ver firmar por vez primera canciones con voz propia, donde nutre el simple indie-pop electrónico con dosis de sofisticación y textura (“I Never Wanted Anything”), lanzar guiños a las raíces de su familia política con pistas que combinan la tradición árabe y el frenesí jazzístico (“The Yips”), bajar de revoluciones con connatos de ambient minimalista (“The Hum”), o incluso coquetear con el blues progresivo y paisajístico a golpe de loop (“Caterpillar”).

Pocas veces tendremos la sensación de estar viendo a un artista hacer absolutamente lo que le da la gana con tanta brillantez; aunque su anarquía liberadora y despreocupada no debe confundirnos, pues detrás de ese aparente caos, donde impera el desorden y la improvisación, prevalece una contenida emoción en las letras (“Emptiness”) que habla por sí misma y reflexiona sobre temas transversales que pivotan a lo largo de todo el disco (su recién estrenada paternidad, el inexorable envejecimiento o el peso de asumir la mortalidad como una parte más de la vida). Al fin y al cabo, estamos hablando de una de las mentes responsables de encumbrar la carrera de algunos de los artistas contemporáneos más reputados de las últimas dos décadas y ese talento es ahora conjugado en masculino singular y expuesto sin reparos ni apocamientos ante todo el mundo. F

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