Recuerdo una entrevista en estas páginas a Mogwai hace unos cuantos años en la que el grupo escocés bromeaba a costa de Sigur Rós, recordando las maquetas que estos les enviaban cuando todavía eran un grupo en proceso de encontrar su propia senda.
Lo que son las cosas, Sigur Rós han adelantado por la izquierda a los que eran su mayor referencia gracias a su carácter, siempre abierto a caminos laterales y nuevas posibilidades. Mientras, Mogwai suenan más monolíticos que nunca. Supongo que no descubriré nada si digo que el “sonido Mogwai” está más que amortizado. En el lapso entre el recientemente reeditado “Young Team” (Chemikal Underground, 1997) y el gigantesco “Rock Action” (PIAS,20 01), los de Glasgow redefinieron para siempre el rock. Pero si antes nos tenían acostumbrados a deslumbrar con su fiera maquinaria, ahora tendremos que hacernos a la idea de que esto es lo que hay. “The Hawk Is Howling” es un buen disco, pero Mogwai han dejado de ser esa guerrilla temible de otros tiempos para convertirse en un grupo previsible e inmovilista. Estas cosas suceden a veces. Mogwai dieron un empujón definitivo al rock de principios de siglo. Es una lástima que ese impulso les haya abandonado precisamente a ellos.
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